Ya ese tiene la titimania
Juan Formell.
El domingo 24 de agosto, después del policiaco “Tras la Huella”, el canal Cubavisión trasmitió un concierto homenaje a Juan Formell. Por el escenario del teatro Karl Marx desfilaron fundadores de Los Van Van y jóvenes intérpretes de la música popular bailable. Se interpretaron temas que popularizara la orquesta a lo largo de 45 años.
Algunos de los que leen este blog saben que soy Vanvanero nato, por eso disfruté el concierto de anoche y a ratos me emocioné.
Todo transcurrió “normal” hasta que se subió al escenario del otrora teatro Blanquita, Issac Delgado. Es la primera vez -y si no es así que alguien me corrija- que el músico cubano aparece en la televisión cubana después de su regreso al país.
A mí de verdad me gustaría entender cómo funcionan los mecanismos de la televisión cubana, cómo es posible que después de meses de estar en Cuba, Issac no haya salido en ningún programa. La mayoría de los cubanos (de la isla) sabemos que el músico regresó. También sabemos que aun cuando en su momento “abandonó” el país y se estableció en EUA, ahora y gracias a la nueva ley migratoria pudo regresar.
Algunos me han dicho que en Cuba la televisión es uno de los medios más controlados. Y yo, si que nadie me lo diga, he comprobado que como todos los otros se pliega a la propaganda política en lugar de realizar el necesario servicio público que de ella se espera.
Pero en este caso incluso hasta la propaganda falla. Cuanto ganarían esos propagandistas trasmitiendo un programa de televisión en el que Issac, -de manera sobria, desde lo humano, sin la politización barata- explicara los motivos que los llevaron a regresar al país. Cuanto aportaría eso a visibilizar los avances que en materia de derechos ha ido logrando el actual gobierno.
Podría pensarse entonces que el sentido común no acompaña a quienes deciden que se pone en la televisión ¿publica? en Cuba. Que no logran convertir los reveses en victoria como tanto le han enseñado. Pero los más escépticos dirán que precisamente por ese sentido común los acompaña, que no ha perdido la perspectiva. Que tratan de ser coherentes porque de la misma manera que Issac contaría las razones de su regreso también pudiera sin previo aviso relatar los motivos de su “deserción”. Y ese es un costo, según los escépticos, que quienes controlan no estarían dispuesto a pagar.
Todo permanece en la suposición y solo queda la especulación como recurso. Lo importante es que se rompe el hielo. Y qué bueno que sea en un homenaje a uno de los más grandes músicos que ha dado este país.
Quizás el 4 de diciembre de este año logremos más que eso y muchos de los músicos que no viven en Cuba puedan venir a celebrar, en el teatro Karl “ Blanquita” Marx, los 45 años del Tren de la Música Cubana, con una trasmisión en vivo de la televisión pública cubana. Sería bonito además, que un día podamos homenajear en ese mismo teatro a Celia Cruz, se lo debemos los de este lado del Estrecho.
Tomado de Salir a la Manigua