Vamos por partes. Usted no me cae bien. Pero no se preocupe; muchos reggaetoneros no me caen bien tampoco y yo no me meto con ellos. Ellos tampoco se meten mucho conmigo. O nada. Se limitan a hacer su música. Me joden algunas letras sí, pero allá el que las consuma… pero su caso es distinto. Ud. tiene más poder que un cantante de reggaetón y ya eso, de por sí, afecta directamente a otros. Eso me jode más que cualquier letra de reggaetón.
A pesar de eso, no se sienta mal, ni se sienta solo. Higinio Vélez me cae peor. También detesto a Juantorena – antes lo adoraba, pero cuando cambió los pinchos por el panfleto político, le puse cruz y raya -; no creo en el que está al frente de Volleybal (fíjese Usted que murió Eugenio George y pareció que hubiese muerto Chicho el Cojo que ni Fidel Castro se enteró, a no ser pasado cuatro días) Roberto León Richards anda por las mismas, y Cristian Jiménez me parece cualquier cosa menos lo que es. En este punto debo hacer una acotación que es a la vez una pregunta: ¿por qué coños Cristian Jiménez no tiene la décima parte del valor que tiene Abel Prieto para “defender a los suyos”?
Bien,.. También puedo argumentar a su favor algo. Quien lo entrevistó le dejó tomar al toro por los cuernos. Usted mintió, y él no pudo clavarle la banderilla. Esto es algo que debemos desterrar de nuestro periodismo: el miedo. Sí, hay miedo a que el entrevistado se sienta acorralado y se largue, y luego se queje. También hay desconocimientos en el (los) tema(s) o en la forma de preparar las entrevistas. Si algo he aprendido con los años, es que esas entrevistas en que el entrevistador va con 20 preguntas y no se sale del guión, así el entrevistado cometa el dislate del siglo, me parecen una soberana pérdida de tiempo. Por eso siempre tomo de ejemplo dos recientes entrevistas que leí. Una, la que hizo Milena Recio a Israel Rojas y la otra, la que le hizo Carlos Manuel Alvarez a Wendy Guerra. En realidad, Carlitos y Milena, son dos troncos de periodistas. Los admiro un montón. Las demás entrevistas son, pasta y cepillo.
Yo, – y no quiero decirle que han sido muchas las entrevistas que he hecho – las preparo de otra manera. Llevo una idea de las cosas que quiero preguntar, pero sigo el hilo de la conversación, y trato de ir por ahí, encontrando el ovillo y cogerlo en la mano. Entonces seamos claros: Cuba no participó en la Liga del Diamante, no por el compromiso de los Centroamericanos, sino porque – admitámoslo – ya apenas, tenemos par de atletas que nos representen dignamente en estos certámenes, que aportan experiencia (y plata $$$), donde compiten los mejores del mundo en cada especialidad. Yo, de haber estado delante de Usted, se lo hubiese dicho. Digamos que le hubiese llamado la atención por la pifia.
También le hubiese comentado e incluso interrumpido, cuando Usted planteó que Dayron Robles podía volver a competir por Cuba si… Ese condicionamiento suyo, ese si, if, … esa puntualización en plan de 3y2 o lo tomas o lo dejas me pareció tan ridículo, como el caso de los perfumes Hugo y Ernesto. De hecho, incluso pensé, que bien Usted podría ser el Director de Labiofam. Me excuso por eso.
El caso es que, “llamar” a Dayron para que vuelva, y decirle que debe participar en los torneos municipales, provinciales, etc y etc, como condición sine qua non para ser valorado su caso, me parece más absurdo que inventar una fragancia femenina y llamarla Clara Zetkin, o Rosa Luxemburgo. Es una soberana estupidez, exigirle a Dayron tal disparate. Básicamente, lo llamó Usted a “desentrenarse” o a estresarse, … camello, botella, apagón, sube el cubo de agua para el 4to piso… En lo particular, y me precio de ser bastante “abierto” a las sugerencias, no le veo la lógica a no incluir un atleta en una selección nacional, o quitarle el derecho a representar a su país en cualquier evento, porque viva y se entrene fuera. De hecho, algunas glorias deportivas de Cuba en la etapa pre-revolucionaria, vivían bien fuera de los Jardines del Rey; a no sé cuantas millas de la punta de Maisí, o del Cabo de San Antonio. Eso que Usted atesora como idea, es un ultraje a lo que Martí llamó “PATRIA”
Aquí también le doy un halón de orejas a quien lo entrevistó. Incluso, le halo la otra oreja a quien sugirió el título para el artículo. Había que poner un pero ahí, un pero que Usted puso, un pero que cambia todo el contexto.
En realidad estoy cabrón con el que lo entrevistó, y con Oncuba, pero eso se me pasa. A veces con cuatro tragos encima, me gusta bailar el Chupi Chupi de Osmany García.
Su caso es distinto. Es más grave.
Ahora recuerdo a Los Girondinos y a los Jacobinos… y al Dr. Joseph-Ignace Guillotin.
- Este texto es una respuesta a una entrevista concedida por el Comisionado Nacional de Atletismo en Cuba, Jorge Luis Sánchez a la revista digital Oncuba Magazine
Enviado por RUMERSINDO LA BAL