El creador del Centro Cubano de Teatro, adscrito al Instituto Internacional del Teatro (ITI), Francisco Morín, murió este 7 de diciembre en Nueva York. Al cubano que se le calificó como un legendario director escénico y el padre de la gran escena cubana, tenía 99 años de edad. Nació en La Habana en 1918.
El teatrista admirado por artistas de varias generaciones, pasa a la posteridad como el creador visionario y arriesgado que desde el Grupo Prometeo fundado en La Habana en 1948 que actualizó la escena cubana al proponerse a montar obras de la vanguardia europea al mismo tiempo que se estrenaban en sus países de origen, según reporte de El Nuevo Herald.
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Es reconocido por dar clases, dirigir espacios dramatizados para la televisión, contribuir en la fundación del grupo de teatro de la Universidad de Oriente y dirigir las obras Laboremus (B. Bjornson, 1949); Las criadas (Jean Genet, 1954) y Calígula (Albert Camus, 1955), por mencionar algunas pocas.
El talento y la entrega no importan cuando se trata del régimen cubano. Y es que tras ser destinado a trabajar en la agricultura por su decisión de abandonar el país, el director se vio obligado a salir al exilio en 1970, pasando por Londres y Madrid, para establecerse definitivamente en Nueva York, en 1973.
En 1998 Morín publicó su libro Por amor al arte. Memorias de un teatrista cubano 1940-1970 (Ediciones Universal).
“Él insistía en que alcanzáramos lo inalcanzable. Y es que su amor al teatro era casi religioso, un amor que nos contagió para siempre”, expresó su alumna, la actriz Teresa María Rojas, quien en su honor fundó el Grupo Prometeo, en el Miami Dade College, en 1972.
Morín nunca regresó a la isla.
Redacción Cubanos por el Mundo