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El striptease y la prensa comunista por Mario Hechavarria Driggs

Por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente

Teatro Nacional de Cuba | Foto por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente
Teatro Nacional de Cuba | Foto por Mario Hechavarria Driggs, periodista independiente

En las últimas semanas la sociedad habanera fue sacudida por acontecimientos escandalosos en términos de sexo y nudismo. Los hechos se comentan de boca en boca, contando con el habitual silencio de la prensa oficial, circunstancia capaz de magnificarlos al carecer de una versión creíble de los sucesos.

La Playa de Guanabo, al este de la capital, ofreció  un inusual espectáculo donde se combinaron el hip hop y las chicas desnudas, “moviendo la colita”, al decir de los cantantes que animaban sus eróticos bailes en el escenario. Calor, ron, incitación a la desnudez y deseos reprimidos se unieron, provocando una competencia avalada por los aplausos, en torno a cuál de las muchachas lo hacía mejor,  calificando de paso la prominencia de sus “colas”.

Por supuesto, la policía intervino, sin conocer hasta ahora los resultados de su actuación pues en tales casos, ni siquiera la prensa comunista tiene capacidad para exigir respuestas, deberá esperar por un “comunicado oficial” si el caso lo amerita, a juicio de las autoridades

El camino hacia el striptease continuó de forma extrema en sus reclamos, cuando en el Café Cantante Delirio Habanero, sitio exclusivo dentro del Teatro Nacional de Cuba, una bailarina se desnudó ante el público, provocando la subida a escena de un presunto espectador, quien terminó el acto con la realización de maniobras sexuales conjuntas.

Remarco que la instalación de referencia está ubicada en una de las esquinas correspondientes a la emblemática Plaza de la Revolución, donde concurren los edificios  principales en cuanto a la administración y gobierno de la nación.

No son casos aislados, se sabe por la Vox Populi de muchos más, tal vez con menor repercusión por realizarse en áreas periféricas de la ciudad o con una escasa presencia de público, entre otras posibles razones.

Sin embargo, meses atrás el tema del sexo en vivo  en los espectáculos alcanzó al muy popular y céntrico Salón Rojo del Hotel Capri, determinando severas sanciones para el personal de la instalación.

Por cierto, el Hotel Capri, construido durante el gobierno  de Batista y con dinero de los  yanquis, era famoso en los años cincuenta del pasado siglo por actos extremos en cuanto al exhibicionismo de carácter erótico, según nos cuentan reconocidos cronistas de la vida republicana.

Tal vez el toque de diana fue años atrás cuando la orquesta, La Charanga Habanera, ofrecía su aplaudida espectacularidad ante miles de bailadores junto al Malecón, acto que terminó en bochorno y ácidas críticas, debido a las poses exhibicionistas de algunos de sus músicos, rayando igualmente en el tema sexual.

El líder histórico Fidel Castro ha reiterado que el destino Cuba para los turistas se caracteriza por la seguridad y la total ausencia de los vicios que hoy carcomen al mundo capitalista.

Sin embargo, las perversiones  pugnan con determinado éxito su nueva presencia en el país. Aunque calladas por los medios oficiales, conocíamos de la prostitución, las drogas y la violencia, ahora sumamos los espectáculos eróticos y la pornografía, al estilo de la famosa Sala Bagdad de Barcelona.

No se trata del striptease, baile erótico generalmente reconocido en la mayor parte del mundo, sin considerarlo de por sí algo obsceno.  Aquí se trata de extremos que muestran siempre la rebelión propia de las ansiedades reprimidas, esas que no pueden expresarse libremente porque el poder de los represores es prácticamente absoluto.

Lo oculto son otras insatisfacciones más serias, vinculadas con la realidad económica y política, imposibles de discutir abiertamente. La juventud no cree en la mayoría de sus padres, atrincherados en la defensa de un proyecto evidentemente en bancarrota. Los que pueden, escapan del país, los que no pueden, deciden divertirse de las formas más escandalosas posibles.

No dudo que el actual gobierno, reconocido por su capacidad de maniobra eliminando añejas y absurdas prohibiciones, termine por abrir una válvula más, intentado aliviar la creciente presión interna y termine autorizando los espectáculos de striptease  en Cuba.

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