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Aduana Buena

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¡Qué gusto enorme recibir noticias de la Aduana General de la República! Es increíble cómo nos cuidan y nos quieren: me emociono y lloro de felicidad. Las más recientes cañonas de esa guarachera institución (porque lo que tienen con los cubanos que viajan ya se parece más a un relajo que a otra cosa) fueron publicadas ayer en la Gaceta Oficial (…otra institución guarachera cuyos archivos ocuparán en el futuro unos cuántos folios en el Tratado General de la Ridiculez Humana).

Tras un feroz ejercicio de interpretación he logrado comprender algunas de las razones que justifican las nuevas medidas. Se recomienda abstracción máxima, porque está duro el asunto. Y como ya los cubanos— gracias a la Aduana y a la Gaceta Oficial— estamos adaptados a leer mamotretos sin gracia, este blog pasará del tedio de darle estilo a los párrafos y todos comienzan igual; si le molesta quéjese en los comentarios, igual que hace la gente cada vez que la Aduana y la Gaceta sueltan un bloque.

Se pueden importar 3 litros de miel natural. Muy justo: la miel, mírese desde donde se mire, es puro y burdo vómito de abejas, y todos los países civilizados deberían protegerse de semejante cosa cochina. ¡Qué se jodan las abejas, la canchánchara mambisa, y el que tenga catarro y quiera miel con limón que siga el protocolo y vaya al hospital, para que lo ingresen por sospecha de Dengue!

Se pueden importar 5 pomos de champú. Pregunto en el foro de Granma: ¿y los pomitos chiquitos que los cubanos se llevan de los hoteles del mundo cuentan como unidad completa? Deberían contar solo como “microunidad”. Este blog exige una Disposición Transitoria Única para que los cubanos que ya se encuentran en hoteles por ahí puedan entrar al país cuantos pomitos de champú hayan logrado acaparar, porque Granma sustituye al papel sanitario, pero para lavarse la cabeza no sirve… de hecho creo que sería capaz de cobrar vida propia y comerte la cabeza como una planta carnívora.

Se puede importar 1 juego de uñas postizas, cuya cantidad no exceda las 24 uñas en total. Esto está muy lógico, pues se trata de estimular la producción nacional de uñas postizas a base de plástico derretido. Imagínese a su linda esposa con un masocote verde y plástico (como los palitos de tendederas) en la punta de cada dedo…pues a eso vamos que nos matamos. “Mami ráscame la espalda ahí, pero fíjate, suavecito, no sea que me desgarres el pulmón”.

Se pueden importar 50 unidades de “preparaciones odoríferas”. “Esto me huele mal”— pensé primero, e imaginé que una “preparación odorífera” era algo así como el maquiavélico perfume de Jean Baptiste Grenoville en la novela de Patrick Susking—, pero luego comprendí que es un asunto de orgullo nacional por los olores de la idiosincrasia. Aquí nos gustan nuestras pestes, así de simple: votamos por ellas cada cierto tiempo. Entonces nadie tiene el derecho de venir a rociarnos con perfumitos mariquito-burguesitos ni un carajo… ¡que el sudor del campesino es el que hace producir la tierra!

Se pueden importar 5 portarretratos. La cantidad parece suficiente: rara vez a uno se le muere toda la familia junta, o se le va para Miami la prole completa. Por eso las autoridades han decidido limitar los dolores del recuerdo a 5 familiares por pasajero. Los vivos no necesitan retratos; necesitan posters de héroes y mártires de la Patria… y algún que otro cuadro de líder carismático vivo, pero esos los fabrican en tongas en las unidades de propaganda de cada municipio y no hace falta importarlos. Además, en Multivisión transmiten un programa que se llama Art Attack que enseña cómo fabricar portarretratos con cajas de cartón y lápices de colores. ¿Cuántos lápices de colores dice que se pueden importar?… Bufff… 30 unidades y solo existen 7 colores: ¡estamos hechos!

Se pueden importar 5 kilogramos de tuercas, cáncamos, arandelas, clavos y tornillos. Definitivamente en Cuba protegemos la mitad que queda del medio ambiente. La carpintería japonesa, que no usa elementos metálicos, será el futuro de nuestras construcciones de madera. Tampoco hacen falta turcas y tornillos para reparar tractores, es mejor seguir amarrando las piezas con un alambrito, como siempre hemos hecho.

Se puede importar 1 Sistema de Vigilancia. Si fuera yo el que decide, prohibiría cualquier importación de este tipo…. ¡Mira que pretender robarle el protagonismo a los CDR…qué bonito….! La vigilancia aquí tiene que pasar siempre por el factor humano; los robots y computadoras no sienten envidia ni frustración, y además son incapaces de vigilar las emociones y el pensamiento de las personas.

Se pueden importar 2 vianderos. Demasiados: con una cesta de bicicleta alcanza y sobra para poner las viandas que se consiguen el fin de semana en el agromercado, y luego puedes guardarlas en el cajón del refrigerador, en el fregadero, lavadero, escaparate, o debajo de la cama en un saquito.

Entre la Aduana buena y la OFAC— o como sea que se llame la cosa norteamericana que es muy mala y pone multas a los pobrecitos bancos del mundo que desinteresada y valientemente apoyan a Cuba— ya pronto regresaremos a nuestro “estado natural”, o sea en taparrabos, cobrizos por el sol, matando lagartijas para comer y dibujando figuras geométricas con un palito en las márgenes de los ríos (…solo que los aborígenes no tuvieron que apartar jabas de nylon y cerdos muertos para trazar sus movidas).

Written by Alejandro Rodríguez Rodríguez

Periodista; bloguero por telepatía..., desde Camagüey, Cuba.

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