Los cinco espías, devenidos “héroes” por decreto, le han resultado bastante costosos, tanto al pueblo cubano como a los contribuyentes norteamericanos.
Costó al primero entrenarlos, trasladarlos y “sembrarlos” en los Estados Unidos, para realizar sus labores de espionaje. Costó a los segundos las investigaciones para descubrirlos y el proceso para juzgarlos y condenarlos a penas de cárcel. Aquí costó también al primero pagar a los abogados que los defendieron.
Sus años de cárcel costaron al contribuyente norteamericano, que tuvo que pagar por el alojamiento, la alimentación, la atención médica, el vestuario, la ropa de cama, los artículos de aseo personal, la utilización de internet, etcétera, y al pueblo cubano que costeó los múltiples viajes de sus familiares, así como su vestuario, calzado, peluquería y otros detalles, para lucir bien en el extranjero y ante los Medios al partir y regresar. A esto se agregan los gastos de la campaña nacional e internacional “exigiendo” su liberación, reciclados para ella como “antiterroristas”, más los gastos de los abogados que continuaron llevando sus casos durante años.
Al ser liberados, mediante acuerdo entre los gobiernos de ambos países, parecía que íbamos, al fin, a descansar de ellos, pero no ha sido así: mantienen su presencia en cuanto acto político, cultural, educativo, científico o deportivo se efectúe, además de realizar “giras” por el mundo, como si tratara de un grupo musical. Utilizando una frase del pasado, diría que “están hasta en la sopa”, aunque actualmente este plato haya desaparecido de las mesas cubanas por falta de carne.
Después de recorrer algunos países de América Latina, el día 21 comenzaron una “gira africana” que se extenderá hasta el 8 de julio. No recuerdo que algunos de los participantes en “las guerras ajenas” en África (y fueron miles), hayan realizado este tipo de “giras”, ni menos aún que hayan recibido este tratamiento diferenciado. Aunque se dice que “la gira” responde a invitaciones recibidas, todos sabemos que éstas no incluyen todos los gastos, los que, como siempre, serán pagados por el pueblo cubano.
La gran cantidad de recursos económicos gastados en “los cinco”, tal vez habrían sido mucho mejor empleados, si se hubieran utilizado para reparar escuelas, hospitales, calles y aceras y para construir viviendas.
Por lo publicado hasta ahora, se sabe que uno ocupa el cargo de vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap), otro ha sido reciclado como poeta y pintor y un tercero, como caricaturista, bastante malos ambos, por cierto. A qué se dedican los otros dos, constituye una incógnita. En general, excepto uno, parece que no trabajan.
Sería razonable, debido al tiempo transcurrido, que se decidieran a dejar de vivir del cuento y del bolsillo de los cubanos y comenzaran a trabajar de verdad. Aprovechando la proliferación de grupos musicales en el país, y teniendo en cuenta que ya son miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, pudieran constituirse en un quinteto, al estilo de Los Cinco Latinos, Los 5U4, Los Fórmula Cinco o The Jackson Five. El nombre artístico ya lo tienen: Los Cinco o The Five, como más les guste.
Publicado por Fernando Dámaso en su Blog Mermelada
One Comment
Leave a Reply