Quizás para muchos tratar el tema de la basura resultaría de mal gusto. Cochino, pestífero, antihigiénico, repugnante, como quieran valorar; pero es un tema de actualidad y de suma importancia para los habaneros que a diario se quejan de la calamitosa higienización de su ciudad. Al parecer, nuestra basura es hedionda pero es nuestra basura y, la responsabilidad por la falta de higiene apunta hacia el descontrol y corrupción en las instituciones estatales, la falta de rigor de las autoridades policiales y, por supuesto, la superlativa indisciplina de la población. Es tan así que recientemente en la céntrica intersección de Infanta y Salud, en el municipio Centro Habana, avistamos un carnero degollado de al menos 30 kilos de peso, que yacía en medio de una aglomeración de moscas después de ser sacrificado en un ritual de santería.
A la par en la barriada de Luyanó (más exactamente, en una esquina de Acierto y Santa Ana) nos topamos con un formidable montículo de desperdicios transformado en paraíso por una pareja de ratas que campeaban como Adán y Eva. Experiencias que para nada representan casos puntuales, si no simples muestras de la desastrosa higiene en la capital.
Acorde al trabajo investigativo Los servicios comunales y la higiene ambiental en La Habana (2012), de la autoríadel licenciado Alejandro Louro Bernal, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, la Dirección de Servicios Comunales en la capital (DSCH) es la encargada de la recogida de desechos sólidos, barrido, higienización, mantenimiento de áreas verdes, saneamiento ambiental, atención al mobiliario urbano, elaboración de adornos florales, servicios fúnebres, cementeriales y atención al Jardín Zoológico, entre otras tantas encomiendas.
Su aparato burocrático se divide en dos ramas: la Dirección Sectorial y la Presupuestada Provincial, que administran 15 direcciones municipales y varias “Empresas Aurora” activadas solo en los municipios Plaza y Habana Vieja. En general, la DSCH ofrece empleo a más de 12.000 trabajadores y su presupuesto asciende a 100 millones de pesos (CUP), equivalente a 4 millones de dólares.
Los desechos sólidos se recogen empleando tres técnicas: “la especializada”, mediante el uso de camiones con mecanismos que voltean el contenedor para vaciar su contenido en la tolva; “la convencional”, por medio de camiones de volteo y tractores equipados con cargadores frontales, que recogen los desechos arrojados fuera del contenedor u operan en las zonas urbanas sin asignación de contenedores; y “la tracción animal”, empleada en áreas rurales.
La ciudad genera diariamente 20.000 metros cúbicos de desechos sólidos, de ellos 15.000 son de origen doméstico, 3.000 de escombros y 2.000 de podaduras y otros tipos.
Existen cerca de 15.000 contenedores distribuidos por cuadras e instituciones estatales que, diariamente reciben 12.000 metros cúbicos de basura. El costo de recogida oscila entre los 10 y 16 pesos CUP (50 y 66 céntimos de dólar) por cada metro cúbico, índice supeditado al pago por mano de obra como principal elemento de gasto.
Advierte Louro Bernal que según un estudio descriptivo/exploratorio realizado en el año 2000, en el cual fueron sondeados 200 pobladores del municipio Centro Habana, el 60% de los consultados calificó de malo el servicio de recogida de basura. “Sin embargo, una parte apreciable de la población demuestra insuficiencia en la educación sanitaria”, apostilló.
Quince años después, otros consultados procedentes de los municipios Diez de Octubre, Cerro y Centro Habana aseveran que “la recogida de basura sigue siendo caótica”.
Basura de socialismo o peste
El pasado noviembre 60 directivos y trabajadores de la Dirección de Comunales en La Habana fueron arrestados. Bajo el título “¡Cuando la basura suena…!” , el diario provincialTribuna de La Habana detalló las imputaciones hechas a los sospechosos cuyas identidades no fueron reveladas, como: “actos de desfalco, robo y corrupción que causaron pérdidas millonarias y pusieron en peligro la salud de la ciudadanía”. La mayoría fueron instruidos por malversación, falsificación de documentos y propagación de epidemias.
Según el artículo, el detonante de ese “explote” fue “la prolongada crisis en la higiene ambiental, la proliferación de vertederos en las calles y las crecientes quejas de la población por demoras de hasta 15 días en las recogidas de basura”.
El artículo apuntó que había un déficit de 13.000 contenedores por robo de ruedas, entretanto, un reportaje del noticiero estelar de televisión informó que la superpoblada urbe con 3 millones de habitantes solamente contaba con 48 camiones/recolectores para la recogida de basura.
El presupuesto para esta actividad—según Tribuna de La Habana— asciende a 171 millones de pesos CUP (7 millones de dólares) además de los cuantiosos suministros de combustible y otros recursos.
Entre la amplia colección de irregularidades, las más graves eran descontrol, uso inadecuado de las tarjetas magnéticas para el combustible, injustificado consumo de petróleo y gasolina, manejos turbios con las nóminas, pagos salariales inapropiados, reportes de viajes fantasmas, camiones pernoctando fuera de los parqueos y otros “canibaleados”, trapicheo con meriendas, almuerzos, módulos de aseo, herramientas, ropa destinada a los trabajadores.
Para ilustrar la anarquía citaron el caso del vertedero de Calle 100, donde no hay báscula y, el personal encargado firma y acuña los vales sin verificar el peso de la carga, reportando como llenos camiones que estaban vacíos.
Submundo
Una fuente de la Dirección de Comunales en La Habana que habló bajo anonimato, argumenta “que seis meses después del explote el relajo aún continua, porque los camiones siguen llegando a los puntos de recogida a la hora que les da la gana y nadie sabe dónde pernoctan”.
Apunta esa fuente que los recolectores de la “especializada” trabajan en días alternos y su turno de trabajo comienza a partir de las 6:00 pm. A cada camión —con una dotación de tres empleados— se le asigna la recogida de dos zonas con una superficie de 100 manzanas cada una. La norma establece que al llenarse la tolva de 72 metros cúbicos debe llevarse al vertedero para su descarga.
El sueldo mensual devengado por estos trabajadores es de 800 pesos CUP (33 dólares) y se les excluye de los pagos por nocturnidad y condiciones anormales establecidos por ley. A la pregunta de cuál es la reacción del sindicato, la fuente responde: “¡Ah… Sindicato y mierda es lo mismo!”
En cuanto a la atención al hombre, alega que “a veces les entregan un módulo de aseo de 13 jabones al mes”, pero la entrega no es constante a causa del trapicheo de los jefes. Con relación a la merienda afirma que le adjudican dos panes con jamón “michi-michi” y un vaso de “guachipupa” o refresco instantáneo por jornada de trabajo.
La fuente aduce que la recogida de basura tuvo una época de oro, cuando a cada miembro de las dotaciones de la “especializada”, le pagaban 30 pesos CUP (1,25 dólares) por cada camión llevado al vertedero y se le entregaban módulos de ropas y zapatos, así como de aseo personal, con jabones, desodorantes y máquinas de afeitar, mientras las meriendas incluían refrescos enlatados.
En cuanto a la nueva tecnología de procedencia china para la recogida de basura, la fuente advierte que el mecanismo rompe los contenedores. También la indisciplina de la población contribuye a las roturas, cuando roban ruedas y vierten escombros en los recipientes.
Añade que para suplir los bajos ingresos los empleados de “la especializada” están obligados a llevar consigo durante la jornada laboral un saco para recolectar botellas y latas que, luego llevan a los centros receptores de materias primas. A esta operación le llaman “la búsqueda”. También señaló a la primera secretaria del Partido Comunista en La Habana, Lázara Mercedes López Acea, como la principal responsable de la desatención.
Otras fuentes alegan que los empleados de “la convencional” también reciben 800 pesos CUP de salario mensual e igualmente apelan a “la búsqueda”. A causa de la baja productividad, el Gobierno de la capital, al concluir la zafra azucarera, refuerza la actividad con camiones y hombres procedentes de la provincia de Cienfuegos.
Por otra parte, los trabajadores dedicados a las labores de barrido e higienización de calles pertenecientes a “la corporación Aurora” de los municipios Habana Vieja y Plaza, nos informan que sus haberes están vinculados a la productividad del trabajo y pueden oscilar entre los 600 y 800 pesos (25 y 33 dólares). Cabe señalar que ante la negativa de algunos empleados a recoger las brujerías arrojadas en parques y otros espacios, la empresa contrata personal para estos menesteres.
Al igual que sus compañeros de la especializada y la convencional los trabajadores de Aurora requieren de “la búsqueda” para amortiguar los bajos ingresos. “Pero esta vía se ha puesto mala por el cierre de varios centros recolectores”, indican. “Los fondos para pagar la materia prima son reducidos y algunos clientes monopolizan la actividad mediante el soborno”.
Una de las características de la DSCH consiste en que su nómina la engrosan una palpable cifra de alcohólicos e individuos con retraso mental.
Y a la pregunta de por qué tenemos tantos problemas con la recogida de basura si el Gobierno no sufre el martirio de gigantescos cementerios de carros, basureros de neumáticos, computadoras, cámaras, teléfonos móviles y toda la gama de artículos desechables de última generación que constituye una complicación a nivel mundial, Yeyo, un barrendero de 75 años, después de extraerse un guante para secar el sudor de su frente responde: “Mira chico… La verdad es que el socialismo no es malo. ¡Pero es incorregible!”
Publicada enDiario de Cuba