Las políticas populistas sólo traen hambre y miseria. Grecia se ha salvado, de momento, del corralito, como ya vivió Argentina a principios del 2000. Los griegos saben ya las consecuencias de desenchufarse del euro y del Banco Central Europeo hasta el punto de retirar masivamente el dinero de los cajeros para salvaguardarlo debajo del colchón. El miedo, fundado por la negativa del Gobierno de Alexis Tsipras a la propuesta de la ‘troika’, se ha puesto de manifiesto este fin de semana.
En 48 horas, Grecia se ha puesto sola al borde del colapso, no le ha faltado un empujón de nadie para caer al precipicio, se dirigía directamente hacia el borde tras anunciar un referéndum el viernes por la noche para el próximo 5 de julio. La pregunta es clara: Acepta la propuesta de la ‘troika’, la respuesta se conoce antes incluso de colocar las urnas. Tsipras ya ha empezado a hacer campaña por el “no”.
Este instrumento, usado por Podemos para preguntar a la militancia sobre los pasos ya dados, sólo sirve para escenificar la cobardía e irresponsabilidad que no se espera en un líder de un país, más cuando de la decisión dependen los salarios, pensiones y evitar el colapso de la economía. Tsipras ha preferido lavarse las manos y dejar que el enfurecido pueblo griego clame contra la ‘troika’, que en un principio prestó el dinero y ahora sólo pide que se devuelva. Actitud tildada por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, de “terrorismo financiero”.
Siguiendo los puntos de los programas de Syriza y Podemos en España, ambos han apostado por quitas de deuda, es decir, por el impago. Tsipras ya conoce el camino que conduce a adoptar esta decisión. Ya no sólo está en juego la ruptura del euro, uno de los objetivos de la izquierda marxista, sino su propio país. Y es que, tanto ha llegado a tensar la cuerda, que el Eurogrupo ha expulsado a Grecia de las negociaciones, y se discute ahora el ‘plan B’, que pasa por el control de capitales y un plan de ayuda humanitaria. Y es que, el Banco Central de Grecia sólo dispone de 1.500 millones de euros, mientras los griegos han sacado 400 millones en sólo 48 horas. A ese ritmo y sin un corralito,los griegos habrían agotado las existencias de liquidez el próximo jueves, dos días después del plazo dado por la ‘troika’ para poner fin al programa de rescate de Grecia, que aún se mantiene en el euro.
Iglesias salió de manifestación en vez de difundir números de cuenta corriente de Grecia para que la izquierda radical compre deuda griega para ayudar a sus ‘socios’ en el europarlamento. En su habitual dureza lingüística, tildó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de apoyar “el terrorismo financiero” ideado por el FMI. Asimismo, criticó a la ‘troika’ y aseguró que el referéndum era la mejor salida a la crisis política.
Además, lejos de defender los intereses legítimos de los españoles, quienes han aportado un total de 26.000 millones de euros entre efectivo -6.650 millones- y garantías –20.000 millones– Iglesias se ha puesto del lado de Tsipras, el mal pagador y el peor alumno de la Eurozona. El ejemplo es claro. Podemos quiere seguir el camino emprendido por Tsipras, pero con España, y el experimento no solo está avocado al fracaso, sino que llevaría a una peor situación a los ciudadanos españoles.
Asimismo, ni el FMI está reclamando nada que no se haya pedido a España, ni tampoco regala el dinero, más cuando otros países son deudores del organismo, y un mal ejemplo eliminaría por completo la credibilidad del mismo. De hecho, las condiciones dadas a Grecia son más laxas que las que se impusieron a España, que tras duros ajustes y subidas de impuestos continúa haciendo frente a sus obligaciones.
Los griegos se han dado cuenta de que las medidas de Tsipras sólo les conducen a retirar el dinero de los cajeros ante el temor de un corralito, los españoles han compartido las imágenes de las colas y tienen memoria para conocer que el control de capitales ahogaría a un país como España.
“Con Syriza nos une un programa de recuperación soberana y un programa que replantee la cuestión de la deuda para llevar a cabo un plan de rescate ciudadano que corrija las políticas de desastre de la troika“, ha asegurado Iglesias durante su visita a Grecia días antes de la victoria de Syriza. Tsipras respondía con estas palabras: “Podemos puede convertirse en otra Syriza para Europa, en la Syriza española”. Toda una declaración de intenciones que pone en aviso previo sobre quienes jalean a la izquierda radical en redes sociales y en las calles.
Las ideas económicas de ambas formaciones emanan del marxismo, una política repleta de fracasos estrepitosos a una y esta parte del Atlántico. Ningún país con la economía comunista es un historia de éxito. China se dio cuenta a tiempo y abrió el mercado hasta convertirse en la segunda potencia del mundo. No obstante, mantiene su régimen comunista de cara a la política interna.
Venezuela, cuyos seguros de deuda ante el riesgo de impago se han disparado hasta niveles desconocidos, Argentina, con su ejemplo de corralito, y Grecia, en el precipicio, son otros ejemplos de que el ‘populismo’ pasa de endulzar los oídos a arrancar de cuajo la riqueza.
Los programa de Syriza y Podemos tienen puntos en común, como el de exigir al BCE que compre deuda directamente a los países, que la política se realice de cara a la ciudadanía, frente a las élites. Y que el eje del mal se encuentra en el centro de Europa, liderado por Alemania, que sólo pide que se cumplan los compromisos adquiridos.
Entre sus puntos en común se encuentra la de subir impuestos a los ricos, banca pública, un ejército cuantioso y costoso de funcionarios e incluso un referéndum donde se ponga en duda la pertenencia a la OTAN. Mientras tanto, los griegos ya han sacado y secado los cajeros de la banca helena, y los dirigentes del Eurogrupo preparan medidas para evitar un efecto contagio.
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