Un amanecer escandaloso tuvo el reparto Rosa la Bayamesa el pasado 17, en la provincia de Granma, cuando varios agentes de la Policía Nacional se personaron en la vivienda de Oraisi Oduardo para realizar un registro sin una orden judicial que lo avalara. La propietaria, armada con un galón de gasolina y fósforos, amenazaba con darle candela a quien se atreviera a pasar sin autorización.
El suceso ocurrió a las 6.00 a.m. del pasado 17 de julio. Más de seis uniformados, justificándose con venir a efectuar la detención de Yoan Rafael Argote Oduardo ‒hijo de la propietaria‒, intentaron hacer un registro ilegal en la propiedad con número 17 del pequeño callejón no urbanizado donde vive la familia.
Al notar Oraisi que no llevaban orden de registro les negó la entrada. El oficial al mando, con número de identificación 20707, le mostró un documento sin dirección y a nombre de otra persona, previamente firmado por el jefe de la policía ‒conocido por Mesa‒ y por un instructor que no pudo identificar.“El resto de los datos se llenan aquí”, dijo mientras sacaba un lapicero y comenzaba a llenar la orden allí mismo.
Oraisi, indignada por el proceder incorrecto y la prepotencia del agente comenzó a discutir. “No, eso no se llena aquí. Eso se trae hecho”, y gritando a todo pulmón para poner al tanto a sus vecinos, dijo: “¡Me quieren hacer un registro sin papeles, y no los voy a dejar porque no traen documentos a mi nombre. Así tenga que ir al calabozo con el niño [pequeño de 3 años, que vive con ella]!”
“¡Los derechos humanos están también para defender a los inocentes!”, continuó. “¡Esto lo voy a denunciar por donde pueda y ante quien sea, pero si la orden no viene con mi nombre, aquí no van a hacer registro porque les doy candela!”
El padre de Yoan también intervino. “Tiene que estar a nombre de alguno de nosotros, sino no se metan o me dan a tener que dar un tiro”, dijo, mientras juraba irse a las manos con la policía si osaban entrar.
La insistencia de los agentes comenzó a cobrar matices de amenaza. Uno de los oficiales, mientras violaba el límite de la propiedad, dijo: “no compliquen más la cosa y déme los datos, porque se van a buscar problemas mayores”.
La situación parecía que se iba a tornar más seria. Oraisi acusó a la policía de haber “desbaratado” la casa donde vivía su hijo Yoan hacía apenas un mes. Sin embargo, la presión sobre los residentes y el temor a represalias por parte de las autoridades ‒que en Cuba operan casi con total inmunidad‒ forzaron a la familia a permitir el registro aunque Yoan no vive ahí.
“Por eso ya yo no creo ni quiero saber nada de esta revolución que solo da trabajo y necesidad, me cansé de las mentiras y los atropellos”, echó en cara a los oficiales la mujer, Oraisi.
Los policías registraron el domicilio de forma ilegal y arbitraria, como testigos asistieron los vecinos Pedro y Esteban, buscados por Juan Ramón, quien no aceptó los que trajeron los uniformados. Ahora Oraisi teme el riesgo de ser acusada por obstrucción de la justicia, amenazas a la autoridad y alteración del orden de la comunidad.