El éxodo de cubanos a Estados Unidos lejos de disminuir con el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana se ha incrementado. Y la respuesta a esa situación parece estar en una mezcla de factores, entre los que se incluye la situación socioeconómica de la isla, las nuevas normativas migratorias cubanas, los privilegios legales vigentes en Estados Unidos para los isleños que logran llegar a ese país y el temor que ese marco legal pueda cambiar a consecuencia del nuevo clima bilateral.
Ese coctel ha hecho que unos 25.000 cubanos hayan ingresado a EE.UU. ya sea por los puestos fronterizos o por la costa entre octubre y mayo pasado, cifra similar a la registrada en todo el año fiscal 2014 (de octubre de 2013 a septiembre de 2014).
Así, en el período que va del 1 de octubre de 2014 al 31 de mayo pasado, llegaron 23.978 cubanos a través de la frontera con México y el puerto y aeropuerto de Miami, en el estado de Florida, según informó la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), consultada por la agencia EFE. En tanto, la Guardia Costera sostuvo que entre octubre pasado y agosto intentaron alcanzar las costas estadounidenses 3.564 balseros cubanos.
En todo el pasado año fiscal 2014 ingresaron a Estados Unidos por los puestos fronterizos con México y por Miami 22.162 cubanos, mientras que se registraron 3.677 balseros.
“La llegada de cubanos a Estados Unidos ha aumentado especialmente después del anuncio de los lineamientos y reanudación de relaciones hecho por Raúl Castro y Barack Obama, el 17 de diciembre pasado”, dijo a La Tercera Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, con sede en Miami. “Y esto tiene dos orígenes. El primero es la desesperanza del cubano con que algo realmente vaya a cambiar para ellos en materia de necesidades cotidianas, y el segundo es el miedo a que, en este nuevo contexto, Estados Unidos levante la Ley de Ajuste Cubano”, destacó.
Esa legislación, vigente desde 1966, concedió a los cubanos ventajas únicas en Estados Unidos sobre cualquier otro grupo de inmigrantes, ya que sin necesidad de visa, pueden obtener la residencia (después de un año de permanencia) y luego la ciudadanía estadounidense (tras otros cinco años). Esa ley, condenada por el régimen cubano, alentó que muchos cubanos buscaran la forma de llegar como sea a la potencia del norte.
Precisamente con el fin de desincentivar la migración masiva por mar, por los llamados balseros, Estados Unidos estableció en 1995 la política de “pies secos, pies mojados”, que permite quedarse automáticamente a los cubanos que pisan suelo estadounidense, pero aquellos que son detenidos en el mar pueden ser repatriados.
En todo caso las autoridades estadounidenses han reiterado que no están considerando modificar ninguna de esas normas y ni siquiera está en la mesa de negociaciones con el gobierno cubano.
Ante el proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, y la eventualidad de que la Ley de Ajuste pueda ser modificada, algunos isleños intentaron emigrar para obtener residencia y luego ciudadanía norteamericana. Eso sumado a que la situación económica en Cuba sigue siendo precaria, pese a las reformas económicas y la liberalización del empleo.
En todo caso, ahora son un porcentaje menor quienes se animan a cruzar los 144 kilómetros que separan la costa cubana de Cayo Hueso, el territorio más meridional de Estados Unidos, montados en una embarcación endeble. La enorme mayoría de migrantes cubanos entra hoy a través de la frontera con México. Y en esto ha sido fundamental la reforma migratoria que puso en vigor el gobierno de Raúl Castro en enero de 2013, que eliminó el permiso de salida y la exigencia de una carta de invitación, que durante cinco décadas frenaron los viajes de los cubanos al exterior. De cualquier forma a los cubanos les exigen visa para viajar a la mayoría de los países, salvo unos 15, entre los cuales está Rusia, Mongolia y algunas islas del Caribe.
Según el Instituto de Política Migratoria, los cubanos representan el séptimo mayor grupo de inmigrantes en Estados Unidos, con más de 1,1 millones en 2013, el 2,8 % del total de la población.
Publicado en La Tercera
