Olimpio González, un balsero cubano que vive en Miami desde hace 10 años, recibe un video de su hijo Eduin, a quien dejó en Cuba con año y medio de nacido para ir en busca del sueño americano.
Tras cuatro intentos de salida ilegal, este cubano de 38 años fue acogido en Estados Unidos gracias a la ley estadounidense de Ajuste Cubano. Pero su condición de balsero le impide, por ahora, visitar a su hijo en La Habana. Las autoridades de la isla le niegan el permiso de entrada. Pesa sobre él un récord de salidas ilegales de Cuba para entrar como indocumentado a Estados Unidos, desde donde fue deportado a Cuba en varias ocasiones como parte de los acuerdos migratorios entre ambos países.
Olimpio sabe que su hijo ha crecido durante todo este tiempo que no ha estado con él, pero al ver el video le cuesta imaginárselo así de grande, con 11 años. Aunque no ha podido disfrutar de su niñez, mantiene con su hijo un fluido intercambio a través de llamadas telefónicas y correos electrónicos. No quiere perderse ni un solo detalle de su formación.
A pesar de esa relación que mantiene desde la distancia, Olimpio sigue con la duda de si algún día su hijo Eduin podrá perdonarlo. Hoy, viendo el video que le llegó de Cuba ha encontrado la respuesta a lo que tanto teme.
Publicado en El Toque
