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¿Socialismo del siglo XXI?

Hugo Chávez y Nicolás Maduro | CPEM

Hugo Chávez y Nicolás Maduro (foto tomada de Internet)

El término Socialismo del siglo XXI adquirió difusión mundial a partir de su mención por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005 durante el V Foro Social Mundial.

Luego, durante un discurso pronunciado a mediados del 2006, el ex mandatario expresó: “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad (…) Debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día”.

Sin embargo, el origen del término y sus bases conceptuales, tienen su formulación desde el final del pasado siglo, a partir de los aportes del sociólogo y analista político alemán Heinz Dieterich Steffan (1943). Dieterich se ha dedicado al estudio y revisión de los postulados marxistas con la perspectiva de presentarlos actualizados, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, describiendo sus limitaciones, y ofreciendo propuestas teóricas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación, respetando los ejes principales de la visión de Karl Marx acerca de la dinámica social y la lucha de clases.

Esta nueva corriente ideológica surge como respuesta a las necesidades sociales de ciertos países de Latinoamérica.

Sin embargo, a pesar de las declaraciones hechas por los jefes de Estado defensores de dicha tendencia o de los teóricos simpatizantes como Dieterich, que pretenden establecer nuevas pautas desde las tradicionales y clásicas ideas marxistas, el nuevo modelo no posee en sí nada novedoso desde el punto de vista conceptual.

De lo que teorizara Deiterich a lo que realmente ha sucedido en los países cuyos gobiernos han asumido posturas de carácter socialista hay un abismo. De manera paradójica, Venezuela, que acumula una de las mayores reservas mundiales de petróleo, ha sorprendido a todos tras haber condenado a sus ciudadanos al desabastecimiento de los productos más elementales, a la total inflación y a una miseria no vista jamás antes.

La tierra de Bolívar está bajo la amenaza de una dictadura militar que ejerce una fuerte represión contra cualquier posible suceso de oposición al régimen impuesto por su otrora mandatario Chávez y continuado por Maduro.

La propuesta del socialismo del siglo XXI en Venezuela y en Ecuador se presenta como algo difuso, carente de verdaderas y razonables bases teóricas; con excepción de ciertos aspectos que, por conveniencia,  los líderes y mandatarios han establecido. Así, el respeto de la propiedad privada, aunque con fuerte regulación estatal, la preservación de la democracia política con importantes condicionantes y su diferenciación con las experiencias socialistas del pasado se mezclan con la realidad o lo que verdaderamente ocurre en el orden práctico.

En el caso de Venezuela, con cuyo régimen Hugo Chávez extendió su influencia por todo el continente, ha resultado ser una estructura de poder por el poder. Chávez acudió además a la enseñanza religiosa –aprovechando el carácter eminentemente religioso de los pueblos de Latinoamérica y su sentido emotivo que suple el pobre desarrollo intelectual– para convencer a las multitudes. En este sentido expresó: “Para mí el cristianismo o es socialista o no es cristianismo. El cristianismo es eminentemente socialista (…) El verdadero reino de Cristo no es otro que el socialismo; el verdadero ideal de Cristo no es otro que el socialismo”.

Acudir al evangelio tuvo sus connotaciones en el orden psicológico y emotivo. Los pueblos de la América Latina, de esta, “Nuestra América”, aman a Cristo aún sin comprenderle. Así el venezolano tocaba en los corazones de sus seguidores y llegaba a ellos, porque sabía que a sus mentes no podía llegar. Presentar a un Cristo socialista fue su estrategia, y tratar de unificar estos conceptos con ideas marxistas fue otro de sus proyectos. Recordemos que se refirió a una “dialéctica de la democracia de la revolución”, e insistió en “vicios del pasado” y en la necesidad de la total eliminación de todo vestigio de otros tiempos, lo que recuerda el temible accionar de Fidel Castro y Ernesto Guevara.

Ahora, para el caso específico de Ecuador, merece citarse la siguiente idea de los teóricos Juan J. Paz y Miño Cepeda:

“El ‘socialismo del siglo XXI’ (al menos para Ecuador) es un sistema que combina capitalismo social y Estado popular o ciudadano, por tanto, este “socialismo” es relativamente distinto al marxista (aunque tampoco es antimarxista, puesto que reconoce y valida a la teoría de Marx como fundamento histórico), pero también diferente a otros modelos de capitalismo social, como el europeo, el nórdico o el canadiense (…) además, se basa en la captación del Estado, para desplazar los intereses de las burguesías/oligarquías e imponer la hegemonía del poder de los ciudadanos y sectores populares, que con organización y movilización de base, sustentan la edificación de una nueva sociedad.”

¿Qué hay de novedoso en la particularidad de Ecuador con su ratificación de Socialismo del siglo XXI? ¿Sabéis el verdadero significado de la idea de imponer la hegemonía del poder de los ciudadanos sobre las burguesías/oligarquías? Todo lo que pueda estudiarse o teorizarse respecto a lo que es el socialismo, jamás podrá mostrarles su verdadero rostro. A dónde puede llegarse solo lo sabréis cuando se ha vivido y has sido atacado por esa “nueva clase” y ese “hombre nuevo”. Nada mejor para saber cuál será el destino de los países que se han hecho eco de las propuestas de Chávez –detrás de las cuales está el pensamiento del Dr. F. Castro–, que el estudio y el conocimiento de los hechos le llevaron a la destrucción del sistema, tan idealizado en los países de Europa oriental y en Cuba, donde aún queda la sombra astral de lo que fuera el socialismo.

¿Cómo podéis creer en un modelo que ha llevado a Cuba y Venezuela al caos total, no solo en sus economías, sino desde todo punto de vista, ético y moral, intelectual y espiritual? ¿Por qué aferrarse a traer nuevas propuestas desde las concepciones marxistas después de haber pasado por la experiencia de la destrucción del comunismo europeo del siglo XX? No hay nada que revisar para proponer nuevos modos socialistas. El llamado Socialismo del siglo XXI no es más que una justificación para el establecimiento de sistemas comunistas totalitarios y una posibilidad de perpetuarse en el poder para que una exigua minoría pueda ejercer su prepotencia y enriquecerse.

Written by CubaNet

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