LA HABANA, Cuba – Los medios oficiales dieron a conocer el pasado 10 de septiembre que el Consejo de Estado, por órdenes del general-presidente Raúl Castro, sustituyó al ministro de Trasporte, general César Ignacio Arocha Macid, por Adel Izquierdo Rodríguez, que se desempeñaba como viceministro primero de Economía y Planificación.
El general Arocha Macid, de 56 años, fungía de ministro de Transporte desde el año 2010.
Con la designación de Izquierdo Rodríguez como nuevo titular del Trasporte queda evidenciado que de nada vale la política de cuadros aprobada en el VI Congreso del Partido Comunista.
Si Arocha demostró ineptitud en la dirección del ministerio a su cargo, lo correcto hubiese sido haberlo sustituido por uno de los viceministros más capaces de ese ministerio, que son los que realmente dominan la actividad del transporte, y no designar al coronel Adel Izquierdo Rodríguez, al que hace un año, el 27 de septiembre de 2014, hubo que sustituirlo por su mal trabajo como ministro de Economía y Planificación.
Cuando el Consejo de Estado, a propuesta de su presidente, acordó sustituir a Izquierdo como Ministro de Economía y Planificación, fue nombrado en su lugar el coronel Marino Murillo Jorge, el cual continúa actualmente además como vicepresidente del gobierno y jefe de la Comisión de Implementación de los Lineamientos Económicos.
La designación del coronel Izquierdo Rodríguez como ministro de Trasporte evidencia que la promoción de civiles para altos cargos del Estado y el Gobierno por el momento no está en los planes de Raúl Castro. Su confianza para la dirección de las instancias gubernamentales descansa en los altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
El 65% de los que hoy ocupan puestos claves en los Consejos de Estado y de Ministros y los órganos de dirección de la economía nacional fueron hasta hace poco militares en activo o aún mantienen estrechos vínculos con el ejército.
El nuevo titular de Trasporte se incorporó a las FAR, procedente de las Milicias Nacionales Revolucionarias, en los primero años de la década del 60. Estudió ingeniería mecánica en la Unión Soviética. Después de diplomarse como ingeniero, a su regreso a Cuba se incorporó nuevamente a la vida militar. Ocupó diferentes responsabilidades dentro del Sistema Empresarial de las FAR, hasta llegar a la jefatura de la Dirección de Planificación y Economía. Luego fue Viceministro Primero del Ministerio de Economía y Planificación y promovido al Buró Político del Partido Comunista, antes de ser designado Ministro de Economía y Planificación. Ahora es el nuevo ministro de Transporte.
Como el mandatario cubano y sus allegados del círculo de poder nunca se responsabilizan por los fracasos, ahora resulta que el total desastre en que está sumido el trasporte desde hace varios años y sin dar señales de recuperación inmediata, es culpa del general Arocha. El general Antonio Enrique Lussón Batlle, de absoluta confianza del presidente Raúl Castro, y que ocupa una de las vicepresidencias del Consejo de Ministros, era el inmediato superior de Arocha; como Poncio Pilatos, se lavó las manos.
El parlamento, que teóricamente es el encargado de ventilar estos asuntos, nunca es tenido en cuenta por el general-presidente. En asuntos como el del general Arocha, es el presidente Raúl Castro quien dice la última palabra. Cuando considera que uno de sus cuadros no está a la altura de sus responsabilidades y de su confianza, simplemente lo quita y pone a otro que haya demostrado hasta ese momento ser fiel a su persona.
Cuando el Consejo de Estado informó la destitución del general Arocha Macid, se alegaba que fue por “renovación”, pero realmente se debió a la crisis en que se encuentra el transporte.
No se puede entender como renovación haber designado de sustituto de Arocha al coronel Adel Izquierdo Rodríguez, que antes fracasó como ministro de Economía y Planificación.
Con el acostumbrado empleo del metalenguaje al que recurren los medios oficiales cuando brindan información sensible, dijeron que al defenestrado Arocha “se le asignarán otras tareas”. Su democión fue a consecuencia de su mal trabajo, pero eso nunca se le informará a la población.