Una sorpresa se llevaron en días recientes los transeúntes y vecinos del lugar cuando arribaron al Parque de la Pera (nombrado así por poseer la forma de esa fruta) a disfrutar de la brisa que corre por esa instalación. Todos sus bancos habían sido destruidos o arrancados de raíz, y en el área de aparatos infantiles faltaban el tiovivo y los cachumbambés.
Este parque— ubicado en la calle Almendares, entre Bruzón y Lugareño, en el municipio Plaza de la Revolución— fue remozado por última vez en noviembre de 1991 con motivo de la visita a Cuba del Presidente del Principado de Astúrias. En ese momento se levantó una tarja y se nombró el parque como Plaza del Principado de Astúrias.
Ya la isla estaba a punto de sufrir las carencias del período espacial; sin embargo, las autoridades habaneras no escatimaron recursos para que el Presidente asturiano encontrara bonito el Parque de la Pera y sus alrededores. Además del acondicionamiento del parque, fueron pintadas las fachadas de todos los edificios colindantes.
Mas, al parecer, a los asturianos se les olvidó este parque rebautizado en su honor. Ni un solo euro debe de haber llegado desde la Península ibérica— bueno, si es que no fueron desviados para otros fines— con vistas a contrarrestar el creciente deterioro de este sitio. El área de aparatos infantiles, debido a la carencia de presupuesto, nunca contó con un guardaparque que velara por el comportamiento de los asistentes a la instalación. Sus cercas fueron derribadas, y varios de los aparatos de diversión están inservibles. Nadie se ocupa de recoger las hojas que caen de los árboles, y la suciedad se hace presente por todas partes. Por su parte, la tarja que recuerda la estancia del Presidente asturiano está semidestruida y se torna difícil descifrar su escritura.
Una mención especial para las noches en el Parque de la Pera. La oscuridad es total, pues ni uno solo de los faroles permanece encendido. En esas condiciones proliferan los hechos delictivos, lo que obliga a los vecinos de la zona a recogerse en sus hogares. Hay que destacar que este parque se halla a media cuadra del Maxim Rock, un sitio frecuentado los fines de semana por los jóvenes amantes de este género musical.
Por supuesto que debíamos averiguar la autoría del desmantelamiento de lo que quedaba de este parque. Porque no son pocas las estatuas, tarjas y monumentos afectados por las acciones de ciertas personas. Recordar, por ejemplo, las tribulaciones de las gafas de John Lennon en el parque que lleva su nombre, o las veces que han pintarrajeado el complejo monumentario del ex presidente José Miguel Gómez en el Vedado habanero.
Una señora que presenció los hechos se encargó de descifrar la incógnita: “Esta vez no fueron los ciudadanos quienes se llevaron los bancos, sino el gobierno. Vinieron funcionarios de la Dirección de Servicios Comunales y dijeron que quitaban esos bancos para traer otros nuevos. Aunque no especificaron qué tiempo vamos a estar sin un lugar donde podamos sentarnos en este parque”.
Otro vecino de los alrededores ofreció una arista nueva del problema: “Mire, yo no dudo que el objetivo de dejar sin bancos este parque sea el de ahuyentar a los travestís que abundan por aquí durante las noches y madrugadas. Ellos ocupaban casi todos los bancos del parque y pactaban sus citas, además de meterse con todos los hombres que pasaban. Y al final se colaban en cualquier pasillo o escalera a hacer de las suyas”.
