
Machado otorgó entonces un crédito para filmar con artistas cubanos utilizando el novedoso sistema. El cubano Enrique Crucet asistió a De Forest en este material, donde se escuchó el Himno Nacional Cubano, interpretado a flauta y las notas de la popular canción “Noche Azul”.
En 1932 Arturo Mussie” Del Barrio y Max Tosquella viajaron a los Estados Unidos para traer a Cuba los equipos necesarios que permitieran acabar con el silencio fílmico. Ese mismo año se filma “Maracas y Bongó”, nuestro primer cortometraje sonoro, que dirigió Tosquella. En solo 15 minutos se cuentan los celos de un galán al conocer que su novia “se le escapó” para asistir a una “sonada”• fiesta organizada en un solar de La Habana. Allí podemos escuchar, entre otros, los acordes de “Lágrimas negras”.
Desde ese momento los pianistas de cine tuvieron los días contados.
Mussie del Barrio y Tosquella habían hecho experimentos probando la maravilla del nuevo invento rodando “Un rollo Movietone”, que mostraba un hotel del Vedado, pero la calidad dejaba mucho que desear; por lo que decidieron modificar los equipos con el técnico cubano Rogelio Fernández. La anhelada sincronización de voces y música con las imágenes se conseguía mediante la utilización de dos proyectores.
Piensen ustedes en los rostros de aquellos privilegiados espectadores criollos al presenciar tamaña novedad (que ya no tenía marcha atrás) escuchando por primera vez a los actores Yolanda González, Fernando Collazo y José Manuel Valdés.
En diciembre de 1938 Mussie y Tosquella, entre otros, fundan la Compañía CHIC, que solo realizó “Ahora seremos felices”. Tosquella presentó ese mismo año un proyecto para construir una ciudad fílmica.
El corto “Maracas y Bongó” puede ser visto en La Cinemateca de Cuba pues se atesora una copia restaurada.
Fuente radiorebelde.cu