Les dejo un ejemplo:
– Una guagua de turismo y una camioneta de TRASVAL cierran el paso al tránsito en la esquina Ignacio Agramonte y República. Un policía observa y un hombre en carro se baja y le entra directo al policía: “si fuera yo la multa no me la quita nadie” y dice “¿a ver, por qué?”. Al final el hombre tuvo que sentarse a esperar que los autorizados a bloquear el tránsito— justo frente a una señal que explícitamente prohíbe parquear allí— terminaran de hacer lo que fuera que estuviesen haciendo. “Shu, deja ver si aprovecho y reviso el correo…”, se resigna.
– Un adolescente llega, saluda al socio y se queja de que en el Hotel Santa María no lo dejaron entrar a conectarse al wifi ni aunque consumiera algo en el bar del lobby… “¿Eh, y eso por qué…?”, pregunta el socio, y dice él que le dijeron que a partir de ahora solo pueden conectarse allí los huéspedes y los extranjeros.
– Entonces el socio le cuenta que desde hace un par de semanas en el Café Ciudad, junto al Parque Agramonte, han puesto un cartel en la puerta que dice que para sentarse allí a conectarse hay que hacer un consumo mínimo de entre 5 y 10 CUC, en dependencia del dispositivo con que te conectes, si es teléfono o laptop… Y pienso: “que parámetro tan ridículamente imbécil”.
Pero no, según los funcionarios de ETECSA “no será el mercado quien regule el acceso de los cubanos a la información”… ¡Hay que tener la cara de cemento…!
Por Alejo