Fuente: Prensa Latina
España incluirá en su consumo gastronómico especies como saltamontes , hormigas y gusanos a partir del 2016, cuando se espera levantar la prohibición de comercializar insectos para el consumo humano.
Fuentes del ministerio de Sanidad manifestaron que España aplicará de forma automática el reglamento aprobado el día de ayer por el parlamento europeo que regula nuevos alimentos como algas, hongos e insectos con una normativa en vigor desde el próximo año.
Hasta hoy en España se prohíbe su venta e inclusión en las cartas de restaurantes, pero este no es el único obstáculo en un país donde los bichos no son de uso gastronómico como sucede en otras culturas.
La decisión del Parlamento Europeo coincide con criterios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre la conveniencia de consumir insectos para combatir el hambre y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.
Se estima que actualmente casi un tercio de la población mundial consume cerca de dos mil especies de insectos comestibles, entre ellos escarabajos, orugas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, grillos, termitas, libélulas y moscas.
Además del aporte alimenticio, los expertos de la FAO consideran que la cría de insectos resulta más eficiente, pues son capaces de aumentar un kilogramo de masa corporal con dos kilogramos de alimentos, mientras el ganado requiere ocho kilogramos.
Otra ventaja es que se requiere menos utilización de agua para criar insectos y estos pueden alimentarse de residuos biológicos que transforman en proteínas, con menos emisión de gases de efecto invernadero que el ganado.
Muchas especies, según los especialistas, tienen altos niveles de ácidos grasos, fibra y micronutrientes y ofrecen menos riesgo de enfermedades transmisibles a los humanos.
De acuerdo con los estimados de la FAO, dos mil millones de personas pueden enriquecer su dieta con proteínas y grasas saludables mediante la entomofagia (ingesta de insectos y arácnidos).
En países como Bélgica y Holanda se permite ya la comercialización y cocineros reconocidos sirven platos como chocolate con gusanos o pastel de arañas.
Sin embargo, está por ver si podrán competir con una cocina española extensa y variada, rural y costera, aunque iconos como los embutidos y jamones se encuentran en la mira de la Organización Mundial de Salud por considerarlos “probablemente carcinógenos”