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Posibles razones para evitar el alzheimer

Alzheimer, cerebro
Foto/Archivo

fuente: BaeNegocios

Alzheimer, cerebro
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El Alzheimer ataca a cada una de veinte personas con mas de sesenta años (5%) y en una de cada dos de mas de ochenta (50%). Es decir que la medicina al día de hoy logra conservar el cuerpo pero no la conciencia de una porción muy significativa de los pacientes. Dos son los factores de riesgo no modificables que generan mayores probabilidades de padecer Alzheimer: uno de ellos es el genético y el otro es la edad. Cuanta más edad, más riesgo (hasta los ochenta y cinco años; luego ese riesgo parece estabilizarse y baja considerablemente la probabilidad).

Anteriormente, sin ir mucho más allá del siglo XX, no existía esta gran prevalencia de Alzheimer porque la gente no vivía tanto. En 1895, un censo realizado en la Ciudad de Buenos Aires mostraba que la esperanza de vida era aproximadamente de veintisiete años. Era improbable, entonces, que hubiera personas con este problema. Luego, a partir del descubrimiento de los gérmenes y de la Segunda Guerra Mundial, con el desarrollo de los antibióticos se triplicó la sobrevida hasta llegar a los setenta años de promedio en 1970. Es en este momento cuando se empezaron a descubrir los casos repetitivos de Alzheimer, llegando en la actualidad a convertirse en una pandemia, siendo una enfermedad muy común, la más discapacitante y una de las que más costos produce.

Si retrasáramos la aparición de esta enfermedad el impacto sería menor sobre nuestra vida y nuestra sociedad. Pero ¿es posible retrasarla? La respuesta a esta pregunta hace tiempo hubiera sido negativa, pero en los últimos años se han desarrollado nuevos métodos diagnósticos (llamados “biomarcadores”) y se han conocido factores modificables que se agregan a la edad y la genética (que no son modificables). Los nuevos factores influenciables, si son trabajados, pueden modificar el comienzo de la enfermedad y, una vez desencadenada, también podrían enlentecer su evolución temporal y mejorar la calidad de vida del paciente.

Entre los factores generalmente conocidos que influyen en el aumento del riesgo para padecer Alzheimer se encuentran los problemas metabólicos, que son variables que influyen sobre las problemáticas cerebrovasculares y cardiovasculares (como la hipertensión arterial, el colesterol o la glucemia). Pero también existen algunos que son independientes, como los traumas de cráneo con pérdida de conocimiento, que pueden adelantar el comienzo de la enfermedad.

Marc Roig de la Universidad de Copenhague, entre otros, demostró cómo el ejercicio aeróbico genera no sólo una mejoría de la estructura del cerebro, disminuyendo su atrofia, sino que mejora además la función cognitiva (fundamentalmente la memoria). Acorde con este estudio, en varios trabajos científicos presentados en el Congreso del 2015 de la Asociación Americana de Alzheimer realizado en Washington se demostró, a través de la medición del tamaño del hipocampo (que se reduce un 7% por año una vez comenzada la enfermedad), que cuando se realizan tareas aeróbicas programadas por al menos cuarenta minutos tres veces por semana y con previo control por el cardiólogo el tamaño hipocampal retrasa su achicamiento durante esta enfermedad. El ejercicio aeróbico es entonces mucho más efectivo que las promocionadas pruebas de ejercicio mental como el sudoku o los crucigramas.

Otro factor de importancia es la alimentación: una dieta mediterránea colabora para demorar la aparición de los trastornos cognitivos en la vejez. Tal es así que actualmente se encuentran en estudio complementos alimentarios en forma de yogures que contienen esa dieta, muy rica en omega 3, ácidos grasos poliinsaturados, vitaminas B12 y ácido fólico (todos constitutivos de la dieta mediterránea), propuestos en el tratamiento de la enfermedad una vez diagnosticada. Esta sustancia alimentaria se encuentra actualmente en estudio en trastornos mínimos de memoria mucho antes de que suceda la enfermedad.

En situaciones ambientales modificables, principalmente en personas que tengan riesgo porque tiene familiares con Alzheimer, es posible pensar en retrasar el comienzo de esta patología que una vez producida no se detiene. Si lográramos retrasar cinco años el comienzo de esta problemática enfermedad, disminuirían a la mitad la cantidad de pacientes con Alzheimer, con el beneficio social, económico y fundamentalmente familiar que esto produciría.

Written by Maria Gabriela Abreu

Estudiante de comunicación social, mención organizacional.

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