El cierre temporal de la frontera austriaca provoca hoy un nuevo caos migratorio, con cuatro mil refugiados concentrados en la localidad eslovena de Debova a muy bajas temperaturas y con pésimas condiciones higiénicas.
La decisión de Viena de limitar la entrada de inmigrantes creó un cuello de botella en la mencionada zona, a donde son llevados en tren directamente desde el centro de acogida de Opativac, en la frontera con Croacia y donde son registrados, destaca la televisión local.
En otros puntos de esta pequeña nación balcánica de apenas dos millones de habitantes se concentran cerca de 11 mil de los 100 mil indocumentados que transitaron por suelo esloveno desde que el pasado día 17 Hungría cerró la frontera con Croacia, indicó el diario Delo.
La decisión de Budapest, después de hacer lo mismo con Serbia el 15 de septiembre último, desvió el flujo hacia esta república exyugoslava, la puerta al espacio Schengen en la zona de los Balcanes.
Sin embargo, Austria, que también pertenece al referido tratado de libre circulación de personas, admitió la víspera la posible construcción de una valla a lo largo de su frontera con Eslovenia.
El caos migratorio entre esta nación y Austria coincide con el naufragio de dos embarcaciones frente a las islas griegas de Kaymnos y Roda, con saldo de 22 muertos, 13 de ellos menores, lo que se suma a otros 17 fallecidos, 11 de ellos infantes, en los últimos dos días.
Unos 500 mil 500 refugiados, en su mayoría sirios, iraquíes y afganos, llegaron a las costas helénicas en este año, tras cruzar el mar Egeo, procedentes de Turquía, que alberga a cerca de dos millones 200 mil desplazados sirios.
Damasco denunció en su momento las consecuencias nefastas de la injerencia de Occidente en sus asuntos internos, incluida la desestabilización social que llevó a un conflicto armado, con saldo de más de 200 mil muertos en cuatro años.