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CRÓNICA DE UNA ASAMBLEA

Acabo de recibir este texto en mi buzón.

Cineastas por Ley

La tarde fue espléndida y la asistencia inmejorable. Participaron siete Premios Nacionales de Cine, numerosos actores y actrices, y nos acompañaron varios periodistas. Muchos ausentes por motivo de trabajo o lejanía hicieron llegar su solidaridad y su acuerdo con el documento a debatir.

Ernesto Daranas, en nombre del Comité de Cineastas o G/20, explicó que desde semanas atrás se concibió esta Asamblea con un punto central: el debate, aprobación y firma del documento “Por una nueva Ley de Cine en Cuba”, el cual oficializa la propuesta al Estado para construir una ley de cine. De ahí, explico, la idea de realizar cuando antes otra Asamblea para discutir problemas referidos a la aprobación de contenidos por parte de los organismos del Estado –es decir, la censura y sus consecuencias, que tanta preocupación despiertan– y no mezclar dos temas tan importantes. Como siempre, la Asamblea sería soberana para definir lo que en ella se tratara.

Daranas dio la palabra a Juan Carlos Cremata, quien manifestó a la Asamblea que él estaba de acuerdo con discutir solo lo referido a la Ley de Cine; que defendía la unidad de los cineastas y del g-20; que consideraba necesario tratar en otro momento muy cercano lo referido a la censura, y que su principal propósito era trabajar en favor de la cultura cubana. (El caso de la suspensión de su puesta El rey se muere, y las posteriores consecuencias para su trabajo como teatrista, han sido ampliamente divulgados y han despertado gran inquietud e interés).

Daranas y Cremata se refirieron a que en los días previos a la Asamblea hubo fuertes desacuerdos dentro del g-20, debido a nuestras posiciones y temperamentos diversos, los que fueron resueltos desde el diálogo frontal, la transparencia y teniendo muy claras las prioridades del grupo y de los cineastas, para al final actuar según las posiciones que como resultado de las discusiones alcancen consenso.

Luego, se pasó a la presentación del documento. Arturo Arango destacó que se trata de una propuesta para encaminar el proceso hacia la Ley de Cine, y comentó el texto publicado la víspera por Roberto Smith, presidente del ICAIC, en el que se reconoce esa necesidad. Arango dijo que en lo esencial estamos de acuerdo con lo dicho por Smith y que reconocemos que la redacción de cualquier ley es un proceso largo y complicado, pero que era imprescindible comenzar ya, y que ese era el sentir y la demanda de los cineastas.

La productora y abogada Lía Rodríguez, miembro del g-20, presentó y comentó detalladamente el documento, que se había divulgado entre los cineastas por correo electrónico, y luego se dio paso al debate.

En general, los presentes reconocieron la solidez del texto.En las propuestas se destacan: que sea más explícito el compromiso del Estado con la enseñanza y la formación audiovisual; tener en cuenta a los críticos e investigadores como parte del sistema del cine cubano; la necesidad de que en el futuro se permita la inversión del capital privado en el financiamiento de las películas; reconocer como cineastas cubanos a aquellos que viven en otros países, y comprometer al Estado con la exhibición de las obras realizadas por las productoras independientes.

También se propuso debatir las relaciones de las instituciones con los cineastas. A pesar de algunos momentos de discrepancias e incluso de enfrentamientos, el ICAIC es el único organismo que nos ha acompañado y con el que hemos podido dialogar, aunque de forma intermitente y receptiva por su parte. Llama la atención, en este aspecto, la total indiferencia de la UNEAC y el Sindicato de Trabajadores la Cultura hacia las necesidades y reclamos de los cineastas cubanos.

Lo referido a la exhibición de las películas del cine independiente generó un intenso debate, anticipo de lo que puede ser la próxima Asamblea y reflejo de los acontecimientos recientes. Hubo consenso en que la falta de dialogo, las prohibiciones, desconfianzas y censuras no se resuelven por ley ni mandatos; en que es necesario promover un intercambio de ideas a todos los niveles para un acercamiento desprejuiciado a los contenidos del cine y la cultura, de manera que los conflictos puedan asumirse de modo transparente y directo. Los prejuicios y el desconocimiento pueden ser los obstáculos fundamentales que han encontrado la Ley de Cine y otros documentos de rango menor pero de mucha incidencia en la actividad audiovisual, cuya aprobación y puesta en vigor está siendo largamente dilatada.

Este punto fue muy debatido porque están por resolver varias cuestiones urgentes planteadas desde hace mucho, como el Decreto para legalizar las Productoras Independientes y el respectivo Registro, el reconocimiento del creador audiovisual, o el procedimiento para otorgar permisos de rodaje, entre otros, que pudieran aprobarse de inmediato si existiera la voluntad política para hacerlo. A dos años y medio de la primera Asamblea todavía no hay resultado concreto alguno; es necesario poner fecha a nuestras demandas, coincidieron en señalar varios participantes.

Roberto Smith se refirió a estos temas, y dijo que el ICAIC no solo está de acuerdo con nuestras demandas, sino que las necesita para poder transformarse y convertirse en el Instituto de Cine que se requiere. Sobre el documento para la creación del Fondo de Fomento, elaborado junto al g-20 y discutido en Asamblea, señaló que ya había sido entregado al Ministerio de Cultura y se esperaba por su aprobación.

La Asamblea terminó con un sí unánime a “Por una nueva Ley de Cine en Cuba”. Con las firmas autógrafas, el texto será entregado al ICAIC, al Ministerio de Cultura, a la Asamblea Nacional del Poder Popular, la UNEAC y otros organismos e instituciones que deban conocerlo.

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