José Alberto Álvarez Bravo es el líder de ‘Cinco Pasos para la Transición en Cuba’, un proyecto que ofrece un espacio abierto para que la ciudadanía pueda demandar los cambios que entienda convenientes para su patria.
Según Álvarez, desde la concepción del diseño estratégico del proyecto, considera “que es el ciudadano el que tiene que formar parte de los destinos de la nación, y no la oposición como agente protagónico en la pretensión de que la ciudadanía la persiga”.
La radiografía
‘Cinco Pasos’ arrancó en el seno de la organización Acción Cívica Cubana con la colaboración de cincuenta activistas. Bajo una metodología de “tanteo y error”, se aplica en las quince provincias del país, siendo menos representado en el Municipio Especial Isla de la Juventud.
Cualquier persona puede participar, sin distinción de facción política, espiritualidad o ideología. Como único requerimiento acerca de pluralidad, se establece que no se trata de una plataforma política, por tanto no se puede utilizar como vehículo de difusión por ninguna de las fuerzas políticas pujantes.
El objetivo del proyecto consiste en consultar la voluntad del soberano (el pueblo) y movilizarlo si su voluntad es pedir un cambio de régimen, porque cuanto menor sea el universo a gobernar, menos poder tiene el gobierno, advierte Álvarez.
“Queremos que el desacuerdo público hacia el sistema se organice, para que se fortalezca el mecanismo que verdaderamente puede poner fin a la dictadura, que no es otro que la desobediencia civil”, argumenta.
El desarrollo del proyecto se compone de cinco estadios. En el primer paso se realizó un estudio de opinión mediante encuestas que abordan diversos temas de interés para la sociedad, tales como el aborto, la pena capital por fusilamiento, el servicio militar y la controvertida Ley de Peligrosidad Pre Delictiva, entre otros.
Por el momento se han entrevistado cerca de 3 mil personas. La cifra se incrementa periódicamente, a medida que los activistas avanzan sobre el terreno.
Para la segunda fase se tomó en consideración a los encuestados que en el cuestionario respondieron afirmativo a la pregunta sobre si creían necesarios cambios políticos en Cuba.
“Consiste en que la persona en una grabación de video, con su cara, su voz, se exprese claramente en demandar un nuevo cambio de gobierno”, expone.
Hasta el martes 13 se habían producido 2 024 grabaciones de video, en espera de incorporar otro grupo de grabaciones realizadas en la provincia de Villa Clara.
Aramís Lázaro Sáez Sánchez dejó plasmado su criterio en una grabación. Según él, lo hizo porque: “el gobierno no hace bien las cosas. El sistema político vigente es desigual. La ‘paraélite’ vive desahogada, tiene buenas casas, autos, comidas, viajes al extranjero. ¿Quiénes no tienen esa posibilidad? Los que estamos en esa parte cada vez más baja de la sociedad que ellos se han esmerado en construir”.
Con el número de grabaciones realizadas, aseguran los organizadores que las condiciones están dadas para el comienzo del tercer estadio, el cual consiste en organizar Comités Pro Desobediencia Civil a nivel vecinal.
El cuarto paso a efectuar sería, con la voluntad del pueblo explícita en las grabaciones de video y el apoyo de los comités, exigir un plebiscito donde se puedan revocar cuestiones como el carácter socialista perpetuado a la Constitución cubana.
Por anticipado Álvarez advierte que el gobierno desconocerá cualquier petición de plebiscito, y mucho menos aceptaría un resultado desfavorable. De este análisis nace la objetividad del quinto y último paso: una sentada pública.
“Ahí ya las personas van a protestar, por las demandas que realizaron y que no fueron tenidas en cuenta”, puntualizó.
Junto a Álvarez, en el desarrollo del proyecto se destacan entre otros, Rolando Reyes (a cargo del trabajo informático), Vladimir Osorio González, Juan Carmelo Bermúdez, Eduardo Font Echavarría y Felina María Pupo.
Bajo la mirada de la sociedad civil
El trabajo de Cinco Pasos para la Transición en Cuba es tenido en cuenta por algunos de los más reconocidos opositores al régimen.
Para Elizardo Sánchez Santa Cruz, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), siempre “resulta factible que la sociedad pueda expresar sus opiniones. Aunque difiere con los métodos de trabajo de nuestra organización, lo que realiza es de gran utilidad para los grupos opositores, quienes pueden recoger esas consideraciones y aplicarlas según sus estrategias”.
En tanto, el principal líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer, insta a que se realicen “millones de grabaciones”, con el fin de “tomar de primera mano el verdadero sentir de los cubanos de modo que se pueda efectuar una presión irrefutable contra el régimen”.
Desde una perspectiva diferente, José Díaz Silva, al frente del Movimiento Opositor por una Nueva República (MONR), estima: “Es muy buena cualquier actividad que dispute las doctrinas de la dictadura, pero nosotros no creemos en proyectos, luchamos en las calles donde hay 12 millones de cubanos esperando a que le toquen la puerta. Los cambios en Cuba tienen que ser en las calles, no con proyectos”.