in ,

Colas en Cuba: fenómeno social no estudiado

Por Pilar Montes

Cola para comprar el pollo, picadillo y huevos por la libreta. Foto: Juan Suárez

Cola para comprar el pollo, picadillo y huevos por la libreta. Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — Hacer una línea detrás de muchas personas para comprar alimentos o para obtener un servicio público, molesta a cualquiera, sin embargo, es la manera de socializar más común que tienen los cubanos de cualquier edad.

Más que achacar las colas a las escaseces y a la pobreza, que siempre las hubo en el mundo, la principal culpa hay que atribuirla a la burocracia y a la ineficiencia. Se ha comprobado que la espera es mínima cuando hay una administración y dependientes competentes, respetuosos del tiempo de los demás.

Dejando de lado esas circunstancias que tardarán en arreglarse, algunas personas verán en la fila una contradicción con la tendencia global a individualizar la comunicación interpersonal de las nuevas tecnologías, pero el intercambio mientras se aguarda puede ampliar los horizontes de los que no tienen acceso a la informatización.

Yo pudiera decir más: es un fenómeno social no estudiado, aunque tiene relación con muchas disciplinas universitarias, entre ellas la Psicología, la Sociología, el Derecho, la Economía, la Biología, la Medicina, la Farmacia, las Matemáticas, las Artes y las Letras.

Ese comportamiento, tan común para los habitantes de la Isla, asombra a los visitantes del exterior, no porque en sus países nunca hubieran visto una cola, empezando por la de vehículos cuando se produce un embotellamiento, única forma extraña para los cubanos de estos tiempos, sino por la aventura que puede significar hacer una cola en Cuba.

En un principio, fue la “libreta de abastecimiento”, creada en 1963, cuatro años después del triunfo de la Revolución, cuando los alimentos importados empezaron a escasear debido al bloqueo que sigue ahí, a pesar de que Estados Unidos restableció relaciones diplomáticas con Cuba.

La cola del pan.

La cola del pan.  Foto: Juan Suárez

En realidad, aunque la historia de las colas en Cuba pudo haber tenido su génesis ahí, cuando se distribuían más de 20 productos por la libreta, ahora no es problema buscar “los mandados del mes”, porque prácticamente se redujeron a la sal, azúcar, café, arroz, granos, huevos, un escaso gramaje de aceite por persona, pastas y pan (uno diario por persona). Solo los más necesitados hacen esa cola, los demás esperan por los días de menos público.

No hablo de la distribución subsidiada de carne de cerdo, pollo, pescado o embutidos, porque esos productos no tienen tiempo fijo de llegar a la bodega, aunque igual convocan a los designados en la familia para hacer esas colas.

¿Aventuras o solo pérdida de tiempo?

En cuanto a designarlas como aventuras, los más asiduos en hacer filas, le dirán que en esas longanizas de personas, lo mismo se puede encontrar el amor de su vida o cambiar su pareja por otra más afín a sus intereses. Puede hallar la permuta de vivienda que tanto había buscado o su compra, porque ahora se pueden vender y comprar no solo viviendas, sino también autos.

Puede conocer de noticias que no se reflejan en la prensa, desde hechos de sangre -porque ya no existe la “crónica roja”- un crimen pasional, un incendio o un robo, un derrumbe, muy importantes para la comunidad, pero no tanto para el país, por lo que no sale publicado en los medios.

Una cola permite conocer los cambios en el vecindario, quién murió o enfermó repentinamente, quién salió del país a visitar familiares o a residir permanentemente fuera de Cuba. También hay quien difunde rumores sobre la vida de los artistas o de las personalidades, tanto de aquí como del extranjero, porque para eso está Facebook, Twitter o YouTube.

Pero, claro, de lo que sale en las redes sociales solo se enteran los que tienen conexión y sus amigos, aunque ya hay más de dos millones de líneas telefónicas celulares. Sin embargo, también hay una cantidad creciente de ciudadanos que se informan con “el paquete”, cuyo contenido se puede cambiar de acuerdo con sus gustos personales, que no dependen de la selección que hace la televisión nacional.

Es tan intensa la vida de las colas que es imposible relatarla en un solo artículo. Me propongo hacer una saga que incluya este tema en distintos aspectos de la vida cotidiana, entre los que se encuentran las de las farmacias, los turnos médicos, en las tiendas de artículos industriales, el transporte urbano y nacional, los bancos.

También están los servicios de teléfono, electricidad y gas, notaría, solicitud y pago de licencias de negocios por cuenta propia y otras contribuciones, registro de la propiedad, Carné de identidad e inmigración, en fin, son infinitas las modalidades.

 

 

Written by Havana Times

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Advierten en Qatar cambios estructurales de la economía mundial

Djokovic mantiene hegemonía en ranking mundial de tenis