La suerte de estos casi tres mil cubanos no se sabe, pero todos los emigrantes cubanos, toda nuestra comunidad tenemos que tener presente que, aunque muchos ni les interese hacer nada por Cuba, ni mover un dedo, y mañana mismo estarán visitando La Habana en cuando tengan su tarjeta de residente en los Estados Unidos, si llegan, es verdaderamente bochornoso y despreciable seguir el recurso del odio y la división, y el del desprecio fundamentalmente, que es y ha sido la política de 56 años del principal instigador de estos éxodos.
Una relación vergonzosa
La reunión de cancilleres del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) junto a los de sus colegas de Colombia, Ecuador, México y Cuba concluyó sin lograr una solución a la crisis humanitaria que enfrenta la región por la llegada de cerca decasi 3000 cubanos a Costa Rica. No voy a abundar mucho sobre la reunión y sus conclusiones, los resultados – o su falta –, sin embargo merece unas pocas líneas.
Da verguenza comprobar, una vez más, cómo algunos políticos de la región implicados en el conflicto están más especialmente interesados a servir ideologías primero que a seres humanos, y utilizan estas crisis para intereses vergonzosos. Intereses que tienen que ver con el servicio oportunista de ese miserable servicio diplomático de intercambio de favores políticos.
Muy bien claro, hablo de Daniel Ortega.
Pero conociendo de qué pié cojea este odioso personaje, no vale mucho abundar en sus deshonrosa trayectoria. No está de más recordar que su mentor en La Habana siempre encuentra un despreciable sirviente de intelecto mucho menor a su estatura para ejecutar sus órdenes despreciables.
Despejada esta parte de la ecuación pasemos a algo un poquito diferente, pero directamente relacionado.
La crisis de migrantes cubanos ha «ayudado» a descubrir una faceta mucho más vergonzosa de nosotros mismos, emigrantes cubanos dondequiera que estemos. Les pido naveguen por los sitios cubanos que publican noticias sobre las Crisis de Pies Secos en Costa Rica». Podrán comprobar lo que digo: el racimo doloso de expresiones realmente bochornosas d nuestra comunidad vocinglera.
«Emigrantes del Caldero», «malnacidos», «so descarados», son algunos de los epítetos, pero hay otros, abundan. No puedo ponerles nombres, son «anónimos» escribientes en sitios sobre Cuba. ¿Desde dónde lo harán? ¿Desde Cuba? ¿Desde Miami?
Por lo que escriben se descubre que ellos también un día fueron emigrantes, y lo siguen siendo a pesar de su desprecio por los demás. Se olvidan precisamente de eso, del día en que compartían causa con muchos otros que también huían de Cuba y entraban a los Estados Unidos tal vez por las misma vías, ateniéndose a la misma ley.
Hay otros, mucho más cínicos, que justifican el cierre de la frontera con Nicaragua y se olvidan que días antes estaban abiertas, y cursaban por esos mismos lugares la misma cantidad de cubanos que hoy está varada en Costa Rica. Lo que demuestra la posición oportunista del gobierno de Ortega, y su complicidad con el de Raúl Castro.
No se debe impulsar la ilegalidad en las migraciones, en ninguna parte, es una actitud irresponsable, pero tampoco los emigrantes deben ser tratados como criminales. Ellos son las víctimas, cualesquiera sea su posición frente al gobierno de su origen natural, y deben ser tratados con humanidad y atender sus problemas.
Lo ideal, como ya he planteado en otras circunstancias, es que puedan retornar a sus lugares de origen y vivir allí a plenitud. Desgraciadamente la generación actual cubana es indiferente a enfrentar algún proyecto que cambie Cuba. No va a suceder y no sucede, es también parte de las consecuencia sociales del «modelo castrista».
Digo más. Muchos de los que están en Costa Rica comparten esa indiferencia, a otros la misma crisis y su situación personal en ella puede que les ha abierto los ojos, tal vez por primera vez, de los problemas de su propio país y su responsabilidad personal frente al problema, y de su posición cómoda de eludir con su huida el enfrentamiento al sistema, pero retornar sería un verdadero suicidio. Los cubanos, todos, debemos entender esto. No podemos pedirle «peras al olmo».
Pero eso no nos puede llevar a sentir el odio por ellos y tratarlos como subcubanos. Esa actitud nos desmerita a nosotros mismos, y nos demerita en primer lugar frente a nuestra propia historia personal.
El conflicto actual debe ser resuelto de manera regular para todas las partes, y las próximas oleadas deben ser evitadas con acuerdos regionales de todos los países implicados en el conflicto, atendiendo, en primer lugar, al aspecto humano por encima del político. Es lo que ha tratado de hacer el gobierno de Costa Rica, torpedeado por la actitud oportunista del de Nicaragua.
Es dificil, muy dificil, teniendo un componente como el del gobierno cubano, y un factor tan oportunista como el que representa el gobierno de Ortega.
Y así, llegamos a la conclusión de la reunión, sin acuerdos, como era de esperarse, en primer lugar porque el causante principal del problema, el gobierno de Cuba, no quiere asumir su responsabilidad y las consecuencias de sus actos.