El “ya basta” del presidente de EEUU, Barack Obama no fue suficiente.
Con el de esta tarde en San Bernardino, California, se elevó a 352 el número de tiroteos masivos en Estados Unidos en lo que va del año. Poco más de uno por día, mientras que políticos de derecha insisten en que no es necesario regular la venta de armas.
Apenas el sábado Obama había insistido en la necesidad de limitar el acceso a armas de fuego, tras el tiroteo que se registró en una clínica de Colorado, donde murieron tres personas.
Los blancos de los ataques están siendo lugares sensibles y desprotegidos. Este miércoles fue un centro médico para personas discapacitadas, mientras que en el año van 45 tiroteos en escuelas.
La BBC contabilizó hasta octubre 375 muertos y 1,086 heridos, por eventos en suelo estadounidense.
Las baterías de la Seguridad Nacional de EEUU están puestas en la lucha contra el terrorismo, pero en los últimos 10 años han muerto más personas por balaceras domésticas que por atentados.
Pese a su enérgico discurso, el presidente Obama se ha quedado corto en la lucha por erradicar la violencia con armas de fuego en el país. Desde que fue reelecto en 2012, van más de 1,000 tiroteos.
Ante estos números, es inconcebible que el precandidato republicano, Donald Trump, lidere las encuestas para hacerse de la nominación, cuando tiene una postura tan abierta a favor del libre acceso a las armas.
“La segunda enmienda de nuestra Constitución es clara… El derecho de la gente de poseer y portar armas no debe infringirse. Punto”, insistió.
