Día del miedo en Camagüey . El juicio a los asesinos del rockero Pedro Armando Junco Torres, Mandy, provocó el mayor despliegue policial que recuerda la ciudad de los tinajones.
Más de 100 agentes tomaron este viernes el control del centro de la ciudad.
Pero la policía no era para los culpables: era para intimidar a toda la gente pacífica, pero disgustada con la justicia de balanza floja y la prensa entretenida en planes lecheros y héroes rollizos, tras un crimen que conmocionó a la provincia e hizo que muchos familiares, amigos y conocidos de la víctima y del suceso sintieran que #TodosSomosMandy y que en un país con tanta impunidad, con tanto violento suelto y tanto mirar a otro lado de los medios, ningún cubano estaba seguro.
Mandy, de 28 años, falleció el pasado 16 de mayo, acribillado a golpes y puñaladas por cuatro integrantes de una pandilla local. El examen forense confirmó 46 contusiones en su cuerpo. Los agresores estaban bajo el efecto de bebidas alcohólicas y antes de apuñalar al músico habían lesionado ya a tres personas, quienes ahora partcipan en el juicio como testigos.
Y #TodosSomosMandy provocó que la calle se llenara no de gente pacífica, sino de policía, porque un hombre mayor con un hijo de menos y un blog que es una Furia de los Vientos, es muy peligroso, y una muchacha que aprende periodismo con una cámara –Sol García Basulto- es una amenaza que hay que detener a la primera foto.
Pero los violentos no. El miedo en Camagüey se siente. La amenaza, en Cuba, son la gente de bien que quieren un país mejor. Y luego alguien busca razones al amontonamiento de cubanos en cualquier frontera de Centroamérica. Pero aguanta, Camagüey, y aguanta, Cuba, que todo pasa. Incluso, este día del miedo.
Fuente: Café fuerte
