
La diputada Miriam Brito Sarroca, secretaria de la Asamblea Nacional, dijo que serán considerados en reuniones previas “temas comunes en los que han laborado todo el año”, entre ellos “la atención a planteamientos y quejas de sus electores, el tratamiento a ilegalidades, indisciplinas y hechos de corrupción, y otros derivados de las visitas de control y fiscalización realizadas a empresas (…) y diferentes centros de producción y servicios”.
La reunión parlamentaria se realiza este año por primera vez desde la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana y dentro de un ambiente de escepticismo y temor provocado por la derrota del chavismo en Venezuela, principal aliado del Gobierno cubano y sostén económico de importancia.
El pasado 4 de diciembre, la comisión de relaciones internacionales del Parlamento cubano expresó “su más firme rechazo a los constantes, sistemáticos y crecientes actos y declaraciones de injerencia en los asuntos internos de la hermana República Bolivariana de Venezuela”.
A pesar de que en aquel momento los diputados acusaron a “los voceros externos de la oposición” de querer “negar o ignorar los logros alcanzados por la Revolución Bolivariana”, desde la victoria de la oposición venezolana en las elecciones legislativas, el 6 de diciembre, la Asamblea Nacional del Poder Popular no se ha vuelto a pronunciar.
La sesión de diciembre del Parlamento tiene programado pasar revista a los objetivos y tareas que se propusieron para el presente 2015 y los que se plantean acometer durante el venidero año, durante el cual se cierne la sombra de si continuará recibiendo o no la ayuda económica de Venezuela.
Ayer lo pronosticaba el economista cubano Carmelo Lago: “Un cuarto de la economía cubana depende de Venezuela. Si se contrajera considerablemente o desapareciese la ayuda venezolana, ello desataría la mayor crisis económico-social desde la caída del campo socialista”.