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La Ley de Ajuste, la emigración y los cambios en Cuba

En el mundo hay temas muy importantes, importantes y menos importantes. Entre los temas muy importantes se encuentran la seguridad de EEUU. Y entre los menos importantes se encuentran los asuntos internos cubanos, a menos que afecten a la seguridad nacional norteamericana.

Uno de los mecanismos que permite y permitirá garantizar la seguridad de EEUU es la llamada Ley de Ajuste Cubano. Esta ley les da la posibilidad a los cubanos de reconstruir un tejido social que ha sido destruido como en ningún otro país. El Gobierno cubano se empeña en dinamitar toda iniciativa independiente, por muy inofensiva que parezca.

Vemos que en Cuba hay hechos que para los cubanos son aceptados en la más estricta normalidad, sin que haya ni la más mínima reacción de protesta o de cuestionamiento. Para poner solo dos ejemplos: los campesinos dejan morir a las reses por falta de comida y agua, sin que haya un mecanismo de alerta hacia las autoridades sobre la gravedad de la situación, sin reacción de los campesinos, ni del Gobierno. Otro ejemplo es que en Cuba desde hace más de 50 años para comprar alimentos básicos es necesario presentar un documento donde se muestra al dependiente los nombres y apellidos, la fecha de nacimiento y el sexo de cada uno de los integrantes del núcleo familiar. Es un mecanismo humillante, nunca antes visto a esa escala en tiempo y magnitud. Los cubanos no solo deben hacer colas de varias horas sino que también mentalmente no van a comprar, sino a coger “lo que dan”.  Y esto, entre otras cosas, es normal.

El Estado cubano primero absorbió y monopolizo todas las funciones y tareas que en otro país se realizan sin la intervención de este. Por otro lado,  el Estado ha dejado de realizar sus funciones, excluyendo por supuesto a los engrasados mecanismos de tribunales secretos y represión, y al mismo tiempo hace todo lo posible por impedir que los ciudadanos se organicen.

Es por eso que, entre otras razones, es necesario educar a los ciudadanos para que aprendan a funcionar y puedan tomar responsabilidades para hacer próspero al país. Los cubanos deben aprender de nuevo a tomar decisiones, que incluyen desde la selección del tipo de aceite, a escoger uno entre los 50 disponibles en el mercado con diferentes calidades y precios, hasta organizarse y luchar, por ejemplo, por una causa medioambiental. Leemos en la prensa oficial cómo la gente protesta cuando un mismo producto tiene dos precios diferentes, en dos tiendas diferentes.

Ya que esto no es posible de hacer en Cuba, hay que hacerlo en EEUU. Para esto en necesaria la Ley de Ajuste Cubano. Además, la administración del presidente Barack Obama ha posibilitado que se comiencen a realizar proyectos conjuntos en todos los ámbitos posibles, que incluye desde la protección de los tiburones hasta la cooperación cultural y militar que permiten a los especialistas cubanos el contacto con el mundo. La ausencia de mecanismos de cooperación independientes del Estado puede generar una situación inestable que podría ser difícil de controlar.

EEUU ha realizado dos intervenciones militares en Cuba. Tuvieron, como todo, consecuencias negativas aunque también positivas. En la primera intervención controlaron el caos resultante de la guerra de independencia. En la segunda intervención, además de poner orden, redujeron la mortalidad infantil, crearon infraestructuras de comunicaciones, crearon entre otros los sistemas de sanidad pública y organizaron el cuerpo de la policía. En ambas ocasiones salieron de Cuba tan pronto terminaron su tarea.

Probablemente estemos presenciando el comienzo de la tercera intervención norteamericana en Cuba, esta vez más amplia y menos formal, sin que nadie le haya puesto todavía el nombre. A diferencia de las intervenciones anteriores, esta vez los norteamericanos cuentan con más apoyo que nunca.

El número de cubanos en EEUU ha llegado a los dos millones, de ellos unos 1,52 millones tienen ciudadanía norteamericana, 316.000 cumplen ya con las condiciones para obtenerla, y otros 2,5 millones desean irse a EEUU (con sus familias). Probablemente, no haya otro pueblo más pronorteamericano en el mundo.

Por otra parte, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Héroe de la República de Cuba, Comandante del Ejército Rebelde, General de Ejército y Comandante en Jefe, Raúl Modesto Castro Ruz, lleva más de 7 años realizando cambios. Los cambios son implementados por el PCC en base a un documento llamado “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, documento que fue aprobado por el Gobierno y el Partido en junio de 2011.

El Gobierno no ha logrado solucionar ninguno de los problemas fundamentales que afronta el país y mencionados en este documento. No se ha definido cuándo terminará el “periodo especial”; no se ha encontrado petróleo; no son las empresas estatales las más representativas de la economía, sino las corporaciones militares y las empresas mixtas; del perfeccionamiento empresarial no se dice nada; no se ha unificado la moneda; no se ha explicado cómo se va a controlar la inflación; el salario sigue estando a un nivel considerado por la ONU como nivel de pobreza extrema; el número de cooperativas sigue disminuyendo; el transporte sigue sin funcionar como en cualquier ciudad del mundo; no ha comenzado ninguna inversión extranjera en la Zona del Mariel; y la población sigue emigrando y envejeciendo por encima de lo planificado.

Muchos se preguntan: ¿Hay cambios en Cuba? A falta de criterios, el debate no termina en nada útil. ¿Cómo hacer cambios? Podemos seleccionar a algún experto, o varios para definirlo. Yo voy a escoger como ejemplo a John P. Kotter, que ha escrito uno de los 20 libros más vendidos del ámbito empresarial: Leading Change.

Kotter recomienda hacer lo siguiente que para lograr un cambio efectivo:

  1. Que se entienda con sentido de urgencia.  (El Gobierno ha ordenado hacerlo lo más lento posible.)
  2. Que se cree un grupo amplio de apoyo. (Las decisiones se siguen tomando a puertas cerradas por un grupo desconocido de individuos.)
  3. Que se cree una visión estratégica. (No se explica qué obtendremos al final de los cambios, y cómo vamos a realizar los cambios.)
  4. Que se cree un ejército de voluntarios que apoyen. (Altos cargos del Gobierno siguen haciendo llamados, pero una movilización masiva desde la base no es visible.)
  5. Que se posibilite la realización de las tareas removiendo los obstáculos. ( Hay unas pocas prohibiciones que se han anulado, pero en la práctica siguen vigentes.)
  6. Hay que generar pequeñas victorias. (¿Hay ya algún resultado positivo visible?)
  7. Trabajar para acelerar los cambios. (Vemos todo lo contrario.)
  8. Consolidar y monitorear que el cambio siga vigente.

Para hacer un cambio, hay que fijar en primer lugar los objetivos. Los objetivos definidos para los cambios que realiza el Gobierno  no mejoran la situación socioeconómica del país, no se crean los  mecanismos que permitan la unificación de las familias, ni hay una regeneración de mecanismos socios productivos independientes del Estado. Por eso la gente emigra. El PCC hace lo que tiene que hacer para mantenerse en el poder y no hace lo que tiene que hacer para que la gente viva mejor.

Ambos gobiernos, el de Cuba y el de EEUU, necesitan la Ley de Ajuste como válvula de escape a la presión interna. Si bien es cierto de que los mecanismos de extorsión del Estado permiten hacer de la migración un buen negocio, además de disminuir el desempleo y la frustración social, ha llegado un momento en que ha sido necesario realizar una intervención brutal para limitarla. EEUU necesita además regenerar los tejidos sociales para buscar estabilidad (y seguridad nacional) a corto y mediano plazo, y que el Gobierno cubano está evidentemente obstruyendo para  mantener el poder,  independientemente del costo que eso conlleva.

El aumento exponencial del número de emigrantes en 2015 se debe a que los cubanos descubrieron un mecanismo que funcionaba y les permitía, con grandes probabilidades de éxito, llegar a EEUU.  Las nuevas tecnologías permiten que el know-how llegue rápidamente a un número amplio de personas. Al mismo tiempo, este mecanismo fortalece financieramente a las mafias y facilita su uso por parte de terroristas para llegar a EEUU. El silencio estadounidense, el pánico del MINREX y el acuerdo de colaboración entre los ejércitos cubano, estadounidense y nicaragüense me hace sospechar que EEUU  ha puesto un ultimátum a Castro para que controle el exceso de forma inmediata.

Ante una alternativa de viaje, difícil pero posible y a su vez masiva, desaparece la ilusión que trata de crear el Gobierno de que los cambios que realiza van a traer prosperidad. Además, emigran los más preparados, los jóvenes, los universitarios, los médicos o los que tienen algún oficio; mensaje fatal para la imagen que el Gobierno intenta vender a los inversores extranjeros de que Cuba tiene condiciones y un capital humano listo para desarrollar inversiones a un nivel de 2.500 millones de dólares al año.

O sea, por un lado hace que el cambio-fraude se haga cada vez más visible, por otro desintegra las hipótesis de las proyecciones demográficas super optimistas que la ONEI acaba de presentar, disminuyendo más la natalidad y acelerando la extinción de la fuerza laboral cubana, y al final de toda la nación.

El presidente cubano, además, está vendiendo la esperanza de que se va a retirar el 24 de febrero de 2018. Para que todos esperen con calma ese momento. Desde el punto de vista del interés de la nación cubana, no hay ninguna razón para que esté ni un día más en el poder.

Es necesario corregir los errores que han conllevado a esta crisis. Los alimentos están racionados desde que se implementó la Reforma Agraria. No se mantienen los edificios desde que se implementó la Reforma Urbana. Estamos en la cola del mundo en telecomunicaciones desde que se nacionalizó la compañía de teléfonos. Las redes eléctricas, sanitarias, de agua y de gas han terminado su vida útil por falta de inversiones que no se realizan desde la intervención de estas compañías. Las familias están separadas desde que se implementaron los permisos de entrada y salida del país.

Es necesario que el Gobierno cubano elimine lo más pronto posible el “bloqueo” norteamericano. Sin cooperación con EEUU no hay desarrollo para la nación cubana. No hay desarrollo a pesar de que Cuba ha recibido mucho más dinero y recursos de ayuda que cualquier otro país.

Ha sido el Gobierno cubano el que lo ha impuesto ya que las medidas que tomaron contra las compañías norteamericanas, obligaron a los norteamericanos a reaccionar. Fue el Gobierno cubano el que ha paralizado la sociedad cubana a través de prohibiciones infinitas en espacio y tiempo, usadas como pretexto a las decisiones tomadas por los norteamericanos. No podemos hablar de libertad y soberanía sin tomar responsabilidad por las consecuencias resultantes de las decisiones que los líderes de la nación deberían tomar para posibilitar el progreso de su nación.

Quitar el “bloqueo” norteamericano es fácil y rápido. Solo debe emitir un decreto que posibilite la importación directa de maquinaria y de materias primas, que permita a los ciudadanos financiar e invertir en sus negocios. El 75% de la fuerza laboral cubana quiere hacerlo. Una vez firmado el  decreto, “la Mafia de Miami” se encargará de desmoronar el bloqueo en un abrir y cerrar de ojos.

El pueblo cubano necesita comenzar a reconstruir su nación, lo más pronto posible. Para eso, necesitamos un plan para construir nuestro futuro, en nuestro país. Necesitamos un Gobierno que nos apoye en eso.

Written by @diariodecuba

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