Una vez conocidos quienes son todos los diputados de la nueva Asamblea Nacional de Venezuela, se presenta el escenario ideal para que oficialismo y oposición reflexionen y se pongan de cara al país que tienen.
Por un lado, el oficialismo chavista, tiene que poner los pies en la tierra y entender que se acabó la bonanza, que el “matrimonio” con el pueblo, que lo había llevado a salir airoso en casi todos los eventos electorales, llego a su fin, o al menos ya no es un matrimonio feliz.
Por otra parte la oposición debe entender que el crecimiento porcentual que tuvo con respecto a la ultima elección fue muy poco y que esta victoria no significa que conquistó al pueblo.
Pese a obtener 112 diputados aun existe un país polarizado entre dos fuerza políticas, dos fuerzas que tienen que ponerse en sintonía con todos y no solo con los que votaron a favor de ellos.
Hay osados que dicen que el pueblo no voto por la MUD si no, que votó en contra de las políticas económicas que adelanta el Estado.
Sea cual fuese el pensamiento de los electores en esta oportunidad, hay una realidad innegable y es que existe un descontento en las masas, que vieron la escases, la inflación, la inseguridad y otros males de la Venezuela actual como desaciertos en política y pasaron factura.
El oficialismo debe y tiene que rectificar a fin de enderezar el rumbo del país, que lo exige a gritos y por su parte la MUD debe hilar fino, para traducir esos votos en una legislación que sea eficiente y que busque acabar con los problemas de la Venezuela actual.
El oficialismo en vez de “profundizar” la revolución debe corregir el rumbo y darse cuenta que los desatinos de sus políticas económicas son los que hicieron que la AN cambiara radicalmente. Por su parte la oposición debe y tiene que estar en sintonía con el pueblo, catalizar el descontento en función de la elaboración de leyes que permitan el crecimiento nacional y la activación del aparato productivo local.
Finalmente debo decir que tenemos un país que está encaminándose o podría encaminarse a ser un ejemplo de democracia, toda vez que el Estado maneja el poder ejecutivo y el legislativo está en manos de la oposición que, debe y debería nombrar poderes públicos independientes, que garanticen que los desmanes, el abuso de poder y la corrupción queden fuera del juego.
Amanecerá y veremos…