MSC Cruises se convertirá esta semana en la primera línea importante de cruceros en comenzar a operar en Cuba, como parte de los esfuerzos de la compañía suiza por lograr una presencia cada vez más global, dijo el presidente ejecutivo del grupo.
La empresa privada, la cuarta mayor línea de cruceros del mundo, dijo que aunque sus itinerarios no estaban siendo ofrecidos a clientes estadounidenses, las reservas de europeos y canadienses han estado “por encima de nuestras estimaciones”.
“De las cuatro principales líneas globales de cruceros en el mundo, somos los primeros (que operarán en la Isla) y los únicos que no tienen sede en Estados Unidos”, dijo Gianni Onorato, presidente ejecutivo de MSC Cruises, en una entrevista.
La empresa rival Carnival Corp, con sede en Miami y la mayor operadora de cruceros del mundo, ha dicho que planea llevar viajeros a Cuba en mayo próximo, en visitas especializadas que entrarían dentro de las guías del embargo estadounidense.
El barco MSC Opera, que puede trasladar a 2.600 pasajeros, tiene previsto llegar a la Isla el próximo 18 de diciembre. “La Habana nunca ha visto un barco de este tamaño”, dijo Onorato. “La actual infraestructura (portuaria) es adecuada”, agregó.
Un segundo buque, el MSC Armonia, también capaz de transportar a 2.600 pasajeros, operará desde Cuba a partir de noviembre de 2016 durante toda la temporada del invierno boreal.
Onorato dijo que una sección del aeropuerto de La Habana había sido destinada a vuelos charter específicos que transportarán a los pasajeros de sus cruceros, que en su mejor momento alcanzarán entre 4.500 y 5.000 personas por semana.
“Jamás se había visto antes un número tan alto de vuelos charter”, afirmó.
Muchas valoraciones señalan que Cuba no cuenta con las condiciones para recibir una oleada repentina de visitantes. En la actualidad los aeropuertos internacionales de los principales polos turísticos, y el José Martí en la capital, apenas dan abasto para recibir con agilidad los distintos vuelos.
En octubre pasado, además, autoridades del Ministerio cubano del Transporte habían reconocido que no existían las infraestructuras adecuadas para recibir una inminente llegada de ferrys o cruceros. En aquel momento sólo se habían concedido unas 15 licencias al respecto.
