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Leyendas de horror cubanas

Verónica Vega Nightmare HAVANA TIMES — Una conversación reciente me ha dejado una espantosa duda. Mi hermana comentaba que su nieto de seis años, le reprochaba a su mamá, quien practica la religión yoruba: “Esos santos que tú dices no son ningunos santos, por culpa de ellos se pierden niños en diciembre”. “¿Cómo que se pierden niños?”, pregunté. “Porque se le hacen sacrificios”, fue la respuesta. “¿Cómo que se sacrifican niños?, seguí preguntando cada vez más aturdida, “¿Aquí, en Cuba?” “Sí, por el 4 de diciembre”. No podía entonces ni ahora creer lo que oía. Seguí preguntando a todo el que supuse sabría algo del tema, y obtuve aseveraciones parecidas: “Se le sacrifican niños, a Changó”, “¿Y por qué niños?” “Porque es sangre inocente”. “Pero, ¿se ha descubierto algún caso? ¿O son simples rumores?” Las respuestas solo aportaron un ejemplo concreto: un hombre que viajaba en una guagua (nadie recordaba el número ni la ruta aunque las personas que le habían referido el caso sí se lo mencionaron), llevaba un saco grande en cuyo interior algo se movía sospechosamente. Alguien le comentó al chofer preocupado y éste decidió parar en el punto de control pidiéndole al policía que registrara el bulto del pasajero. Cuando el guardia lo hizo, apareció un niño en el interior, con la boca cosida. Según la leyenda, se aproximaba la fecha fatídica. Lo que más me desconcertó, es que, aunque para mí el asunto era absolutamente nuevo, todos con los que hablé, ya lo conocían. ¿Cómo jamás oí algo como esto? Si como aseguran los consultados es un secreto a voces, ¿por qué no se debate el tema? Que no se tomen medidas para prevenir a la gente es una patología del socialismo, ya lo vimos con el tristemente célebre caso del “Carnicero de Rostov”. Pero,   ¿si ha existido algún ejemplo de que esa barbarie existe, cómo ni siquiera los medios de prensa alternativos mencionan el asunto? ¿Cómo no se ha emprendido una indagación seria? “Porque todo el mundo tiene miedo”, fue la respuesta. Recuerdo que cuando escribí criticando el saldo de pestilencia y crueldad que dejan las ofrendas de esta religión en nuestra ciudad, me dijeron que era muy valiente. Increíblemente, existe el miedo de suscitar la cólera de los dioses, exactamente como en los tiempos precolombinos, cuando se aceptaba que la sangre (ajena, claro) era un regalo preciado, que podía atraernos el beneplácito de seres omnipotentes que influyen o hasta controlan nuestro destino. El razonamiento lógico sería qué clase de felicidad puede aparejar un acto tan horrible, o el silencio cómplice, o siquiera contribuir a fomentar un morboso mito. Pienso que todo credo es digno de respeto, pero el derecho a la vida debe ser irrestricto en cualquier país del mundo, y el secuestro y asesinato de niños son cargos gravísimos. Sin otra fuente de información, recurrí a la Wikipedia, donde encontré: Changó es uno de los más populares dioses del panteón Yoruba. Considerado Orisha de los truenos, los rayos, la justicia, la virilidad, la danza y el fuego, dueño de los tambores Batá, Wemileres, Ilú Batá o Bembés, del baile y la música; representa la necesidad y la alegría de vivir, la intensidad de la vida, la belleza masculina, la pasión, la inteligencia y las riquezas. Fue en su tiempo un rey, guerrero y brujo, quien por equivocación destruyó su casa y a su esposa e hijos y luego se convirtió en Orisha. Las ofrendas a Changó incluyen amalá, hecha a base de harina de maíz, leche y quimbombó, plátanos verdes, plátano indio, otí, vino tinto, maíz tostado, cebada, alpiste, etc. Se le inmolan carneros, gallos, codornices, jicoteas, gallina de guinea, palomas, etc… No sé si el “etc” es una anfibología de la Wikipedia, o de la realidad. El texto acota que su festividad es el 30 de septiembre, pero las personas que pude consultar y tienen alguna relación con el tema (aunque confiesan que sobre el detalle de mi interés, por si acaso prefieren no averiguar mucho), insisten en que las ofrendas son en diciembre, mes en que los inocentes de Cuba, corren peligro.    

Written by Havana Times

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