in

¿Qué deben hacer las autoridades ante este nuevo círculo vicioso ?

Los cubanos opinan sobre la unificación de la moneda | archivo
Los cubanos opinan sobre la unificación de la moneda | archivo

Las reformas incluidas en los llamados Lineamientos han generado expectativas que han quedado tan solo en eso, en un círculo vicioso que se repite una y otra vez.

Los resultados, en modo alguno, se pueden considerar positivos. La economía castrista, de vocación socialista, controlada por el Estado y sin derechos de propiedad reconocidos, muestra los mismos problemas de siempre, a los que se han añadido otros retos no menos importantes.

economia-1Si realmente es difícil para el régimen castrista conseguir que la economía crezca y remonte las bajas perspectivas que ha venido arrastrando en los últimos años, más problemático aún es conseguir que el crecimiento, una vez conseguido, sea sostenible en el futuro. Y resulta difícil porque en Cuba no existen instrumentos eficaces de política monetaria y fiscal, la discrecionalidad de la política económica es absoluta, y en tales condiciones, se genera un entorno especialmente tóxico para que el Gobierno pueda ejercer influencia positiva sobre las principales variables económicas. A ello hay que añadir dos graves amenazas que gravitan, de manera especial, sobre la economía castrista: de un lado la debilidad demográfica, y de otro las bajas inversiones en relación con el PIB.

En el caso de Cuba es imposible asumir una recuperación de las cifras de población a largo plazo, ni por medio de una mayor natalidad, ni tampoco con la llegada de inmigrantes. Algunos informes apuntan a que en el horizonte de los próximos diez años, la población cubana empezará a descender, con las consecuencias negativas que ello tiene sobre la dinámica del crecimiento económico. Y dado que no es previsible que se produzca un aumento de la inmigración, sino todo lo contrario, la situación lejos de mejorar puede ir a peor, creando problemas de sostenibilidad a medio y largo plazo que actuarán como una restricción a los márgenes de la política económica.

En tales condiciones, la única esperanza que tiene la economía castrista para crecer, de forma sostenible, es impulsar la productividad. El problema reside en que uno de los rasgos de la economía a largo plazo ha sido el deficiente comportamiento de las ganancias de productividad, sobre todo del trabajo. En Cuba, el crecimiento de la productividad ha sido inferior a la media del conjunto de países de América Latina durante décadas, en gran medida, por la naturaleza estructural del modelo económico existente. Incluso, la productividad total de los factores, que incluye la relativa al capital y la influencia de la innovación tecnológica es, si cabe, aun más baja.  Romper ese círculo vicioso no será fácil.

Cuba necesita un crecimiento económico sostenible si pretende mantener su sistema de sanidad y educación gratuitas a medio plazo, debiendo prestar atención a las nuevas demandas sociales derivadas de una población cada vez más envejecida, retos formidables que no se pueden afrontar con el actual modelo económico, reafirmado en los Lineamientos. Como ya se ha señalado, el gran reto será afrontar el efecto combinado del progresivo descenso de la población y la productividad. Ambas tendencias apuntan a un escenario realmente complicado para la economía a medio y largo plazo. Tendencias que, por otra parte, se presentan en otras zonas del planeta, y que los gobiernos de los países tratan de afrontar, bien actuando sobre las políticas demográficas, como Europa, o bien sobre las tecnológicas, como es el caso de China. Pero en Cuba nada apunta a que se estén adoptando políticas para afrontar ese nuevo escenario pesimista.

Fidel-Castro-escambray.cu_El declive de la productividad en la economía castrista no solo se debe a la falta de incentivos derivada del modelo económico estatal, sino que tiene mucho que ver con la innovación tecnológica. Cuba, como se ha podido contrastar hace unos días, es uno de los países que presentan los más bajos niveles de digitalización en la economía mundial, con un notable retraso en el sector de las comunicaciones y la sociedad de la información. Se podría afirmar que Cuba ha quedado, al menos momentáneamente, al margen de la gran revolución industrial del siglo XXI, la de las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Y el error que cometen las autoridades es creer que se puede hacer algo paliativo aumentando el número de smartphones o las zonas públicas de internet, cuando existe evidencia suficiente que confirma que, con ello, no se mejora la conectividad de una sociedad.

El problema está en el consumo. La sociedad de consumo que en Cuba no ha existido en el último medio siglo, y que las autoridades se niegan torpemente a autorizar, es un obstáculo. Los consumidores cubanos, que siguen teniendo dificultades para poder acceder a una serie de bienes fácilmente alcanzables en cualquier otro país, no se benefician todavía de los efectos derivados de una mayor rapidez en las transacciones de bienes y servicios resultantes de la digitalización. Además, en la Isla, existe un atraso muy notable en la prestación de servicios por medio de internet, con un coste muy elevado de uso de las redes y centrando en zonas públicas y no privadas el acceso a la información. Una vía contraria a la que se explora en otros países, incluso en los que presentan niveles de desarrollo inferior.

Otro factor que ralentiza el crecimiento de la productividad en Cuba es la marcada concentración de monopolios estatales en la mayoría de sectores. La ausencia de competencia empresarial, que provoca efectos muy destacados sobre los precios y calidades de los bienes y servicios, frena el aumento de la productividad total de los factores, e impide el desarrollo de la economía digital. Los sistemas de tecnología avanzada permanecen alejados de la realidad económica y social, vinculados a organismos de investigación que se encuentran con dificultades para implementar sus innovaciones en la sociedad y en el peor de los casos, contemplan como las mismas se destinan, muchas veces sin compensación, a otros países.

Y si la llegada de la sociedad de la información a Cuba está siendo frenada por el régimen, el otro factor que obstaculiza la productividad son las inversiones. Difícilmente la economía castrista puede alcanzar tasas de crecimiento sostenibles a medio y largo plazo si la participación de las inversiones en el PIB sigue estando por debajo del 8%, frente a más de un 20% en el conjunto de países de América Latina. El crecimiento dependerá en buena medida de la recuperación que se produzca en esa cuota inversora. El régimen trata de resolver este problema recurriendo al capital foráneo, pero esta vía es cuanto menos incierta, y en cambio se desdeña la inversión interna en infraestructuras, en detrimento de los programas de gasto corriente que absorben más del 70% del presupuesto.

De todo ello, se desprende que no hay motivos para el optimismo. Las débiles inversiones son el reflejo de una visión melancólica de la economía castrista. Con la población laboral en descenso y el crecimiento sin alcanzar tasas sostenibles, ¿qué conviene hacer? La economía necesita más productividad y para conseguirla se requieren más inversiones que compensen el efecto negativo de una población laboral cada vez menor. ¿Que deben hacer las autoridades ante este nuevo círculo vicioso?

Desde luego, mucho, pero por desgracia, nada de lo que actualmente se está planteando puede ayudar.  Hay que potenciar los mercados de consumo de bienes y servicios en la Isla, mejorando la libertad de elección de los cubanos y facilitando el desarrollo de las redes de distribución mayorista y minorista. Sin una sociedad de consumo, no habrá espacio para el crecimiento económico en Cuba. También hay que avanzar en la digitalización de la sociedad, en el desarrollo de los mercados de capitales y del sistema bancario y financiero, prácticamente inexistentes en la Isla. Se tiene que avanzar en la sostenibilidad energética, y sobre todo, facilitar la realización de inversiones por los cubanos, bien de forma individual o por medio de asociaciones con extranjeros, respetando los derechos de propiedad y la garantía de la obtención de rentas.

Sexo_tecnologíaAdemás deberían apostar por otro tipo de políticas de inversión vinculadas a las nuevas tecnologías, que estimulen la innovación y promuevan el desarrollo de las cualificaciones. Cierto es que la población cubana tiene un alto nivel educativo, pero sus competencias laborales presentan grandes lagunas con relación a lo que precisan las empresas para cubrir sus puestos. Por último, se tiene que promover la competencia entre las empresas, poniendo fin a los monopolios de Estado, permitiendo a los nuevos emprendedores alcanzar escalas competitivas en todos los sectores de la economía.

Las autoridades tienen que reconocer que la economía castrista carece de estímulos suficientes para recuperarse por sí misma, y alcanzar un crecimiento sostenible si no se remueven los obstáculos aún vigentes del sistema estalinista. En suma, mejorar las condiciones en que se desarrollan los negocios y las empresas, con ello se puede mejorar la productividad. Recetas que se han aplicado en otras zonas del planeta y que han dado buenos resultados.

Fuente: Diario de Cuba

Written by @diariodecuba

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Obama viajará a Cuba si le permiten reunirse con los disidentes

Los actos de fe de Yulier P