LA HABANA, Cuba (Cubanet).- Hace un año, al mediodía del 17 de diciembre, el reloj nacional se reinició y pasamos a ser el país que llenaba titulares y expectativas. Con el restablecimiento de relaciones entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos, nuestra isla se puso de moda entre los politólogos, los actores de Hollywood y los adivinos. 2015 prometía ser el año del despegue económico y de la apertura, pero doce meses después los hechos se quedan muy lejos de las ilusiones.
Eso sí, nos han saturado con fotos, banderas que se izan, conferencias de prensa para explicar que el camino sería largo y complicado. Durante meses, los cubanos nos hemos cargado de esperanzas, pero ya es tiempo de ver los resultados. No basta que los funcionarios de países ‒hasta ayer enemigos‒ ahora se den la mano frente a las cámaras, sonrían y se confiesen aliados en temas como la lucha contra el narcotráfico, la piratería o el cuidado de los tiburones. Tantos gestos diplomáticos deberían haber mejorado la vida de los cubanos.
A las medidas dictadas por la administración de Barack Obama no le han correspondido los necesarios pasos de la Plaza de la Revolución para que éstas tengan un efecto en el día a día de la población de la Isla. En lugar de eso, el discurso oficial del castrismo ha jugado a mantener la confrontación verbal con el vecino del Norte y a seguir utilizando el argumento del bloqueo para justificar su propio fracaso.
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