Diario de Cuba.- En este año transcurrido desde el anuncio de restablecimiento de relaciones entre Cuba y EEUU, ¿cuáles son los avances conseguidos?
Los avances en el año transcurrido no se corresponden ni con las necesidades del país ni con las esperanzas que infundió el anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EEUU, la mayor potencia científica y económica del mundo, situada a unas cuantas millas de nuestro país. Más allá del crecimiento del turismo, de la apertura de zonas WiFi a un precio inaccesible para la mayoría de los cubanos y la concesión de unas cuantas horas de internet en los sectores de la cultura y la salud con una velocidad tan lenta que puede afectar los nervios a cualquiera, no existen verdaderos avances. Esas medidas, que por sus insuficiencias y limitaciones solo benefician a un reducido número de cubanos, se han acompañado con otras de franco retroceso, entre ellas las limitaciones a los médicos para salir al exterior, lo cual ha provocado un malestar generalizado en ese sector. Al colocar en una balanza los “avances” y los retrocesos, la balanza se inclina hacia lo segundo. Lamentablemente los avances que Cuba y los cubanos necesitan continúan en lista de espera.
Durante este último año, ¿qué ha primado de parte del Gobierno cubano: los cambios o el freno a los cambios?
Durante el último año ha primado el freno. Las tímidas y limitadas reformas iniciadas en 2008, aunque rompieron el inmovilismo de casi medio siglo, han sido insuficientes para desatar los nudos que impiden el despegue de la economía. Ese freno explica los pocos resultados obtenidos y el empeoramiento de la situación en Cuba. El restablecimiento de las relaciones entre Cuba y EEUU, que pudiera representar un motivo para profundizar los cambios, se ve frenado por el mantenimiento de los factores retardatarios: el control casi absoluto del Estado sobre los medios de producción, el intento de conservar la economía planificada, la lucha por impedir la formación de una clase media nacional y la negativa a devolver las libertades ciudadanas que fueron arrebatadas en los primeros años de revolución. En fin, la insoluble contradicción entre conservar el poder totalitario y lograr una economía eficiente. Por esa razón lo que ha primado es el freno a los cambios.
¿Qué medidas beneficiosas para la población de la Isla han sido puestas en práctica a lo largo de este año?
Con excepción de las mencionadas sobre zonas WiFi e internet limitadas a médicos y artistas —a pesar de que el cable submarino entre Cuba y Venezuela se puso en explotación desde 2013—, ninguna otra medida beneficiosa para la población se ha puesto en marcha. En su lugar, se han desatendido necesidades urgentes como la de los cubanos de ser empresarios en su propio país, la posibilidad de ser contratados directamente por empresarios extranjeros, la disminución de las trabas que impiden a cuentapropistas y campesinos aumentar la producción y los servicios, la equiparación entre salario y costo de la vida, y la disminución de los precios crecientes de los alimentos (hoy mismo compré dos libras de malanga, que hace menos de un año podía adquirir por siete pesos, me costaron 20 pesos). Esas medidas necesarias requieren de una voluntad política hasta ahora ausente en las autoridades del país.
¿Qué puede esperarse a corto plazo de las relaciones entre Cuba y EEUU?
A corto plazo puede esperarse muy poco, a menos que se produzca un giro brusco en la conducta del Gobierno que ponga definitivamente las necesidades de los cubanos y de la nación por encima de los intereses económicos, políticos e ideológicos de los que detentan el poder. Por todo lo anterior, las esperanzas y expectativas que generó el anunció del restablecimiento de las relaciones con EEUU, un acontecimiento llamado a ser el de mayor trascendencia política ocurrido en Cuba desde 1959, se han ido esfumando. El Gobierno cubano podría, en el proceso de normalización de las relaciones con EEUU, dar pasos para el empoderamiento ciudadano, de manera que fortalezca la posición del presidente Barack Obama frente al Congreso. La negativa a marchar en esa dirección se refleja en el creciente y peligroso éxodo de cubanos. Y todo ello está ocurriendo en un escenario desfavorable para conservar el poder sin cambiar, como lo demuestran los cambios políticos que están en pleno desarrollo en la región. Se impone pues abandonar el maniqueísmo entre derecha e izquierda y revolución y contrarrevolución y optar por el pragmatismo que promueva la eficiencia que es lo que los cubanos necesitamos.