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EE.UU. y Cuba avanzan con calma

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Foto: Raquel Pérez Díaz

Estaba entrevistando a médicos que salían para Brasil cuando me avisan por teléfono que Alan Gross había sido liberado y estaba volando hacia su país. Supuse que los 3 agentes cubanos presos en EEUU habrían sido también excarcelados y volverían a Cuba.

Unos minutos después anunciaban que los presidente Raúl Castro y Barack Obama hablarían al mediodía. No se dieron más precisiones pero un mes antes la cancillería de Cuba me había dado una entrevista donde explicaban que estaban negociando con EEUU.

Aquel 17 de diciembre del 2014 despertó muchas expectativas pero la “normalización” avanzó lentamente. Destaca la apertura de las embajadas, lo cual fue más que nada protocolar porque ya funcionaban Oficinas de Intereses con esas mismas funciones.

Obama creo 12 mentiras para viajar a Cuba saltándose la prohibición de hacer turismo en la isla. Sin embargo, ese mecanismo genera un crecimiento lento, los turistas estadounidenses no llegan a 150 mil, en un país que recibe más de 3 millones.

El Embargo/Bloqueo sigue en pie, siendo un freno para los empresarios de EEUU, los únicos que tienen prohibido comerciar con Cuba. Este será un problema de difícil solución porque no dependen de la voluntad del Presidente sino del Congreso.

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El turismo estadounidense ha crecido pero aún está a menos del 10% de su potencial debido a la ley que prohíbe visitar Cuba en calidad de turista. Foto: Raquel Pérez Díaz

De todas formas todavía existen muchas prerrogativas presidenciales, la principal es autorizar el uso del dólar en las transacciones comerciales, prohibición que encarece los negocios de Cuba y se aplica imponiendo multas de miles de millones a bancos de terceros países.

A pesar de todo, la posición contraria al bloqueo expresada por Barack Obama de forma pública ha debilitado su aplicación extraterritorial. Los empresarios de terceros países perciben que ya pueden invertir en Cuba sin temor a tantas represalias del Washington.

Paradójicamente, el proceso de “normalización” de las relaciones no está beneficiando a las empresas estadounidenses sino a las de terceros países que ven la posibilidad de entrar en un mercado donde no tienen que competir con la mayor potencia mundial.

Este año mostró cómo el Embargo era mucho más que un asunto bilateral. Apenas Obama propuso eliminarlo, las delegaciones empresariales, las ofertas de negocios y los créditos de todo el mundo llegaron en avalancha, incluso desde países con los que Cuba no tiene relaciones.

Es una ola grande pero este año se han materializado muy pocos negocios concretos. Algunos economistas cubanos se preguntan si “se están aprovechando todas las posibilidades que brinda el momento porque este interés no se mantendrá siempre”.

Mariel, sigue siendo un puerto rodeado de áreas verdes. Un lector nos cuenta que “el viernes pasado asistí a una presentación de la ZEDM por un funcionario y lo único que mostró después de 2 años fue movimiento de tierra, no han terminado ni el edificio administrativo”.

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La Zona Especial de Desarrollo del Mariel, en Cuba avanza muy lentamente. Foto: Raquel Pérez Díaz

Internamente la parálisis es grande. Durante 2015 no se legalizó ni una sola cooperativa más, no abrieron nuevas modalidades de trabajo autónomo, los mercados mayoristas brillaron por su ausencia y  la tan reclamada unificación monetaria sigue engavetada.

La limitación de viaje para los médicos con especialidad fue para muchos cubanos un paso atrás y la comprobación de que las reformas pueden ser revertidas. Ese ha sido el principal temor de una ciudadanía que ha visto retroceder en más de una apertura.

A nivel político hay una “caza de brujas” que refleja el temor a la nueva estrategia de Washington. Recibir dinero del extranjero para pagar un pasaje, por dar una conferencia, por escribir un artículo o para realizar un evento te convierte en sospechoso.

La incertidumbre sobre el futuro de las reformas, la rigidez ideológica interna y el temor a que Washington elimine la Ley de Ajuste son los ingredientes básicos que, durante el 2015, impulsaron a decenas de miles de personas a emigrar hacia EEUU por cualquier vía.

El próximo año será decisivo para ambos gobiernos. Obama debería dar pasos de mayor calado si no quiere que quien lo sustituya revierta “su legado”. Puede hacerlo, lo apoya la mayoría del electorado, del grueso de los empresarios y hasta de los cubanoamericanos.

Para Raúl Castro el 2016 será vital, participará del último Congreso del Partido antes de su retiro. Si de ese evento no sale una posición clara respecto al rumbo y ritmo de las reformas, la generación histórica dejará la “papa caliente” en manos de quienes vienen detrás.

Cualquier cambio de fondo en el modelo será mucho más difícil de realizar por sus sucesores. “Los históricos” no solos son los padres fundadores de la Revolución, son además los creadores del modelo y ambas cosas les da la autoridad política para cambiarlo.

Si el legado de Obama es el acercamiento con La Habana, el de Raúl Castro son las reformas para la creación de un modelo económico sustentable y próspero. La diferencia es que, en el caso de Cuba, de ese legado depende la suerte misma de la Revolución Cubana.

Written by ravsberg

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