Diario de Cuba.- En este año transcurrido desde el anuncio de restablecimiento de relaciones entre Cuba y EEUU, ¿cuáles son los avances conseguidos?
Hay un creciente número de turistas y visitantes de todas partes, pero especialmente norteamericanos que desean hacer negocios. Inmediatamente descubren que no es nada fácil. No hay un marco jurídico que proteja las inversiones. Los funcionarios con que tratan son indolentes, están desconcertados o no quieren correr riesgos. No tiene mucho sentido arriesgar el capital en ese país cuando hay otros mercados mucho más seguros y prometedores.
Durante este último año, ¿qué ha primado de parte del Gobierno cubano: los cambios o el freno a los cambios?
El establecimiento de relaciones con EEUU ha aumentado sustancialmente la represión dentro del país. La consigna del Gobierno es muy clara: “Ahora tenemos que redoblar la vigilancia y los controles para evitar que el poder se nos escape de las manos”.
¿Qué medidas beneficiosas para la población de la Isla han sido puestas en práctica a lo largo de este año?
Las tímidas medidas de apertura fueron tomadas antes: adquisición de teléfonos, compra-venta de viviendas, abolición de los permisos de salida. Pero la única medida tomada en 2015 fue perjudicial: restringir otra vez la salida de los médicos y del personal sanitario. Si terminara la luna de miel con Venezuela, millares de cubanos no querrían regresar a Cuba para no volver a ser prisioneros en su propio país.
¿Qué puede esperarse a corto plazo de las relaciones entre Cuba y EEUU?
No mucho: más represión, la economía continuará hundiéndose, y los jóvenes fugándose de la Isla tan pronto puedan. Es imposible ilusionar a la sociedad con un gobierno que entrará en su 57 aniversario de fracasos continuos. Hubo unas semanas de euforia, pero el pesimismo cayó sobre el país como una losa. La frase más escuchada en Cuba es muy triste: “Esto no tiene remedio”.
