HAVANA TIMES – Hace unos días, vi un informe de Telesur, locutor de izquierda de América Latina, que elogió la creación de cooperativas en México y destacó que éstos habían ayudado a evitar el cierre de empresas y el desempleo en otros países latinoamericanos.
Sectores socialistas son precisamente los que impulsan las cooperativas como medio de producción que ofrece una alternativa al “individualismo capitalista.” En algunos casos, éstos producen buenos resultados en áreas tales como las industrias de alimentos, construcción, vivienda o transporte.
Si la esencia económica del socialismo es que “los medios de producción están en manos de la gente”, sin estructura de la empresa representaría ese sistema mejor que una cooperativa. Podríamos decir que es la “compañía de la gente socialista” por excelencia.
Las cooperativas, de hecho, se ajustan perfectamente a la sociedad que José Martí soñó: “Una nación con muchos pequeños propietarios es rico. Una nación es rica no cuando un puñado de personas son ricos, pero cuando todo el mundo tiene algo de la riqueza “.
La apertura de una cooperativa en Cuba, sin embargo, es una tarea ardua: el papeleo lleva años, necesita la aprobación del gobierno municipal, la autorización del ministerio pertinente y el permiso de la Comisión para la Implementación de los Lineamientos del Partido Comunista – y el Consejo de Ministros tiene la última palabra de todos modos.
Ninguno de estos permisos, autorizaciones y años de espera se justifica cuando los miembros de las cooperativas son simplemente van a reparar unidades de aire acondicionado o televisores viejos. En realidad no es una cuestión de decidir si esta obra es de importancia “estratégica” para la economía de la nación.
Parece que tienen miedo, no la obra en sí, sino la cooperativa como una estructura de la empresa como tal.Trabajadores por cuenta propia (la creación de pequeñas y medianas empresas privadas) se dan las licencias negaron miembros de cooperativas en apenas 15 días.
Las explicaciones a esta desconfianza con respecto a las cooperativas son variadas. Algunos dicen que temen que estos podrían convertirse en el caldo de cultivo para la corrupción, pero, en ese caso, tendrían que empezar por el cierre de todas las empresas del Estado, donde se han eclosionados las mayores estafas.
Esto no es una mera especulación periodística: hay cientos de ejecutivos de la telefónica, el níquel, la importación, la recolección de basura, matadero, industria alimentaria, la aerolínea e incluso sector aduanero que ya han sido encarcelados.
Otros afirman que el desarrollo de las cooperativas dejaría ministerios del país sin “fuentes de financiación.” El problema radica en el hecho de que gran parte del dinero “extra” que circula entre los funcionarios corruptos proviene precisamente de las empresas “administrados” por los ministerios.
Pueden temer perder el control. Las cooperativas son entidades legales, algo que los trabajadores autónomos no lo son. Son una empresa legalmente constituida, con las obligaciones sino también De los derechos que las empresas estatales tienen, incluso en términos de importación.
También están aquellos que creen que el desarrollo del socialismo en un país se mide por el número de industrias controladas por el Estado en el mismo. En 1968, esto llevó a Cuba a lanzar su llamada “Ofensiva Revolucionaria”, que coloca incluso quioscos de la calle en manos del Estado.
Estas son las enseñanzas que ofrece manuales soviéticos, con base en el modelo estalinista – manuales que “olvidó” mencionar que Marx recomienda la nacionalización solamente de los “medios fundamentales de producción”, y que Lenin impulsó el autoempleo y las cooperativas en la tierra de los soviéticos.
La mayor parte de las cooperativas existentes en Cuba no han sido de nueva creación, pero se reestructuran las empresas estatales. Foto: Raquel Pérez Díaz
Podríamos especular para siempre, sobre todo porque nadie puede explicar la lentitud burocrática de este proceso. En un solo ministerio, nombraron un solo funcionario para revisar las solicitudes para las cooperativas procedentes de todos los municipios del país y, cuando este funcionario ya enfermo, el trabajo fue puesto en espera durante meses.
A muchos les resulta incomprensible que deberían haber cerrado de golpe en el descanso en las reformas económicas desarrolladas por el propio Partido Comunista, debatido y apoyado por millones de cubanos y ratificado por el Parlamento. Lo que se necesita más apoyo para ponerlas en práctica?
Hace unos días, el presidente Raúl Castro dijo que “el campo no puede ser entregado a los derrotistas.” Ciertamente, para que una economía funcione, se necesita un grado de optimismo: los que creó empresas deben creer que van a prosperar, aquellos que invierten dinero deben sentirse seguros de su decisión y gente común debe creer que sus vidas van a mejorar a través del trabajo.
¿Qué pasa en la Cuba de hoy es que los que establecen las empresas están pensando en ganar lo que puedan “durante el tiempo que estas medidas están en su lugar,” los que invierten temor a que no se le devuelva su dinero y muchos cubanos promedio creen que la única forma en que serán capaces de mantener a sus familias con salarios regulares es para salir del país.
El gobierno es parcialmente responsable de que el pesimismo que se apodera de la gente de hoy. Si los líderes cubanos no ponen todas sus apuestas en el nuevo modelo económico, el que ellos mismos desarrollan y las personas aprobadas, no pueden esperar que otros tienen ninguna confianza en el futuro.
