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La infructuosa manía de crecer por decreto

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“Aquí no crecen ni las hierbas”, alega un residente de la capital (foto tomada de Internet)

LA HABANA, Cuba (Cubanet).- Hace unos días, mi vecino se interesaba en conocer qué significa el Producto Interno Bruto (PIB).

Su curiosidad surgía de una fugaz lectura del semanario Trabajadores, donde se reflejaban pormenores de la reunión del Consejo de Ministros, entre ellos el anuncio de que el crecimiento del PIB durante el 2015, había sido del 4%.

La explicación quedó trunca. Mi interlocutor dijo que era suficiente para comprender la falsedad de la cifra. Según su punto de vista, el único crecimiento posible era el de la miseria y la desolación.

“Aquí no crecen ni las hierbas. Pasan los años y seguimos en las mismas. Si la desvergüenza se comiera estaríamos dándonos otro banquete. Son unos descarados. Y pensar que seguirán ahí, con sus mentiras y haciendo lo que les venga en ganas”, alegó.

Sin embargo, no sorprende que estos fuegos de artificio vuelvan a alumbrar el territorio nacional. Tal puesta en escena es parte del rito que los mandamases se inventaron para celebrar la caterva de éxitos virtuales que se agolpan en sus agendas.

Por supuesto, el 2015 no podía terminar sin esas iluminaciones que terminan perdiéndose entre los reconcomios del proletariado por las derrotas sufridas en los entretelones de la supervivencia.

El pueblo cubano hace tiempo que se cansó de esperar las maravillas del socialismo. Sabe que esos números que advierten una mejoría, son la envoltura de la mediocridad y tozudez de la elite verde olivo. Aunque a menudo el intelecto no sea suficiente para comprender al dedillo las causas de la debacle socioeconómica, los cubanos de las ciudadelas y los edificios en ruinas están convencidos que sin el desmontaje del modelo actual es iluso cerrarle el paso a la involución.

A su vez, los que viven en las áreas rurales también observan con fastidio cada alusión a los logros y estrategias para potenciar el desarrollo. A estas alturas de la historia, tienen todas las evidencias de que la disfuncionalidad del sistema es crónica y que los remedios fabricados por los burócratas, apenas alivian la dolencia.

En verdad, muy pocos coterráneos se enteraron de que PIB dio un salto discreto hacia adelante, de acuerdo al Consejo de Ministros. De saberlo, lo describirían como un brinco hacia atrás con tropiezo incluido.

El pueblo no necesita que les informen cifras, las ven a diario frente a las vitrinas de las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) y delante de las tarimas de los agromercados. En los astronómicos precios y las pobres ofertas se establece la convicción de que les volvieron a mentir como si fueran niños o discapacitados mentales.

En fin, mi vecino ya sabe lo que es el PIB. Por el temor a ir a la cárcel o recibir una multa, modera su enojo ante el bulo del crecimiento económico. Solo se explaya en conversaciones con amigos y familiares. Ante desconocidos, prefiere el silencio. Los chivatos abundan por doquier.

oliverajorge75@yahoo.com

Written by CubaNet

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