Las erupciones del Volcán de Fuego de Guatemala, situado en Alotenango, municipio del departamento central de Sacatepéquez, cobraron fuerza hoy y su estrépito puede percibirse a unos 12 kilómetros de distancia de la base del cono.
Especialistas del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) informaron que esta nueva fase eruptiva, la primera de 2016, inició a las 5:00 de la mañana y provocó columnas de cenizas de hasta cuatro mil 800 metros sobre el nivel del mar.
Los desprendimientos del cono, situado a tres mil 763 metros sobre el nivel del mar, abarcaron hasta ahora cerca de 14 kilómetros hacia el oeste y suroeste de la base de la estructura, añadieron los expertos.
Explicaron, además, que resultado del movimiento aparecieron dos flujos de lava en las barrancas de Las Lajas y Trinidad; al este y sur, de manera respectiva, las cuales rebasaron los mil 500 metros de longitud.
En las próximas horas pudiera reforzarse la intensidad de las explosiones y emanaciones, según los análisis, por lo cual la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres instó a los vecinos de la zona a estar alertas.
De reforzarse la intensidad de los retumbos del cono ubicado a 50 kilómetros al suroeste de la capital, podrían producirse flujos piroclásticos o nubes ardientes, con material y gases a altas temperaturas, advirtió la institución.
De acuerdo con el autor de la Guía de los Volcanes de Guatemala, Carlos Enrique Prahl Redondo, en este país existen 324 estructuras de origen volcánico y 37 volcanes, por lo cual es considerado uno de los más densamente cubierto de colosos de este tipo en el mundo.
Estos son parte del cinturón de fuego del Pacífico -que abarca la costa del Océano Pacífico, las Islas Aleutianas, Japón e Indonesia-, y tres de ellos mantienen una actividad constante: el Santiaguito, el Pacaya y el que en estos momentos mantiene en vilo a sus vecinos, expertos y socorristas.
Fuentes históricas refieren que el Volcán de Fuego o Chi’gag -donde está el fuego, en idioma cakchiquel-, es uno de los más impresionantes y activos de Centroamérica desde la colonización de la región por parte de los españoles, al punto que el conquistador Pedro de Alvarado pudo verlo en erupción en 1524.
