Frente a la devaluación económica y la inflación más alta del mundo que vive el país, nuestra moneda de níquel solo quedó para jugar ¡cara o sello! porque en realidad, con esa monedita no se compra ¡ni un caramelo!
También podemos hacer analogía de estas dos caras con las elecciones recientemente celebradas en Venezuela el 6D: una cara oficialista, que por su discurso, pareció no entender lo que sucedió en el país y una cara opositora, que llamó a la inclusión y al bienestar común de cada uno de los venezolanos.
Veamos qué nos cuenta Diana.