Cuba le debe a la revolución su estancamiento en el tiempo. Este que no pasa en vano, cobra mayor sentido cuando de infraestuctura se trata. En un país donde no hay vivienda para el pueblo, tampoco hay capacidad de recibir a extranjeros. Por lo menos en algo, Cuba no es claridad para la calle y oscuridad para la casa. Aunque quieran disimular.
El restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ha traído consigo el interés turístico nuevamente a la hermosa Isla de Martí. Aunque hay algo que reconocer, Cuba en realidad no está lista para recibir una gran afluencia de turistas y menos de Estados Unidos.
Sin embargo, la infraestructura hotelera es una de las asignaturas pendientes de los Castro en momentos en los que crece la llegada de turistas extranjeros y Raúl sigue amparándose en que Barack Obama debe levantar el bloqueo.
Dentro del proceso de normalización de relaciones entre ambos países, es muy probable que en 2016 el Congreso de Estados Unidos levante la prohibición a sus ciudadanos de viajar como turistas a Cuba, lo que, según analistas, podría implicar una avalancha de 3 millones de viajeros solo de ese país en el primer año.
Adicionalmente se prevee que en 2016 empiecen a operar los ferrys que conectan la isla con Florida, por lo que en La Habana desde hace meses se pueden apreciar los trabajos para habilitar una terminal para esos buques, que podrán transportar a casi 1.000 pasajeros.
No existe confort en unas infraestructuras en pésimo estado. Lamentablemente en Latinoamérica,el turismo no ha sido aprovechado como una fuente potencialmente enriquecedora y donde ha ocurrido, ha sido por la intervención extranjera que ha invertido y explotado riquezas de otros países, como es el caso de grandes cadenas hoteleras, llámese Hard Rock o Hilton.
Pero en Cuba, libre del imperialismo, o por lo menos así parecía ser hasta que Raúl cambió de opinión y anunció el restablecimiento de relaciones, se resiente con mayor fuerza el atraso en el que ha estado sumida la Isla.
Además de la inexistencia de hoteles en condiciones, aún no se aceptan tarjetas de crédito en Cuba, y el servicio de roaming internacional, tampoco funciona.
El internet, lento y altamente costoso tampoco es un servicio que no podrá ser ofrecido a quienes visitan La Habana, pues además de los hoteles y los puntos de acceso del gobierno cubano, la conectividad es prácicamente nula.
