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“Reflexiones desde Cuba” por Jairo Parada

El Malecón de La Habana |Foto: El Nacional.com

Por: Jairo Parada – El Heraldo Como alguna vez me recomendó el Dr. Gustavo Bell, embajador de Colombia en Cuba, me decidí a visitar La Habana y Santiago de Cuba en las pasadas semanas. Para mi generación, la Revolución Cubana fue un hito trascendental en la historia latinoamericana, la cual despertó ilusiones sobre las posibilidades del socialismo frente a nuestros problemas del subdesarrollo.

El aeropuerto de La Habana es más bien modesto, y el de vuelos domésticos lo es aún más. Pero llegar a La Habana lo deja a uno impactado, pues es una bella ciudad, con amplias avenidas, parques, monumentos y con paisajes frente al mar como su malecón de varios kilómetros, frente a la fortaleza de la Cabaña.

Se sentía uno en Cartagena, pero de mayores dimensiones, en su parte antigua. No hay muchos vehículos, y el tráfico, afortunadamente, no es intenso, por lo que es fácil cruzar calles. Nada de polución y trancones. Los cubanos son gente pacífica y amable, y no se respira ningún ambiente militarizado en la isla. Hay buena seguridad en todas partes, y a los turistas no los acuchillan ni asaltan, como lamentablemente pasa en Cartagena, pues miles de europeos deambulan por sus barrios con sus cámaras y celulares.

La normalización de relaciones con Estados Unidos los ha llenado de esperanzas de mejorar, y los taxistas portan siempre las dos banderas de los países, y ya es posible oír la música de Celia Cruz. El país respira cultura, artes y música por todas partes.Santiago, con su iglesia de la virgen del Cobre, y bastante recuperada en pintura de sus casas, con paisajes hermosos frente al mar; obligan a conocerla sin duda.

Sin embargo, la normalización de relaciones todavía no deja mayores efectos, pues el bloqueo económico sigue, condenado por las Naciones Unidas, y los norteamericanos sufren restricciones para ir a Cuba. A Cuba la visitan 3,5 millones de turistas al año, entre canadienses y europeos. Varadero es un destino excelente, con más de 50 resorts de turismo de alto valor agregado, bien manejados, a través de alianzas del Estado cubano con inversionistas europeos.

Al visitar el Museo de la Revolución, recuerda uno los ingentes sacrificios que hizo este pueblo por su revolución, su dignidad y nacionalidad.Es una herencia que los cubanos no parecen dispuestos a transar fácilmente. Los problemas de la isla, a mi juicio, radican en su modelo económico excesivamente estatizado y reglamentado. El régimen ya permite negocios e inversiones a pequeña escala, como restaurantes y pequeños almacenes, pero todavía las gasolineras, farmacias, supermercados, celulares, taxis, hoteles en La Habana, tricimotos, empresas, etc., todo pertenece al Estado.

Ello supone una burocracia pública muy grande para manejar esta economía, con los problemas que ello implica. El sistema cambiario segmenta a la sociedad cubana. Los cubanos ganan en pesos cubanos, salarios muy bajos que no pasan de $25 dólares mensuales, y aún los profesores universitarios apenas llegan a $40 dólares. Aunque la salud y la educación son gratuitas y de buena calidad, cuando no faltan insumos, y los arriendos son simbólicos, así como servicios públicos casi gratuitos, estos ingresos poco alcanzan para adquirir lo necesario. La vivienda escasea.

El peso cubano convertible (CUC) equivalente a 1 euro, encarece todo para el turista, y obliga a los cubanos a buscar estos CUC para rebuscarse para sobrevivir. Paga más ser taxista para turistas, que ser profesional. Ingresos bajos, los supermercados más o menos con productos, pero precios altos de muchos productos. Cuba debe mirar hacia el modelo chino y abolir este sistema cambiario que distorsiona los precios.

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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