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Las remesas y el cuentapropismo

cafeterías-cuba-remesas-eeuuTomado de XSJ

Los ciudadanos de EE.UU. aún no están autorizados para invertir en Cuba, pero los dólares estadounidenses están poco a poco alimentando a los nacientes capitalistas de la isla comunista.

El gobierno de Obama eliminó el límite a las transferencias de dinero a la isla caribeña en septiembre, alentando así el uso de las remesas personales para fomentar a las empresas privadas en la isla.

Los beneficiarios han sido cubanos como Rafaela Suárez. Con el dinero que un cuñado le envía de Miami, la docente jubilada de 68 años ha construido un café dentro de su pequeño apartamento del primer piso en el otrora elegante barrio de Vedado de La Habana, cerca de la Plaza de la Revolución.

“Eso es lo que me ayudó a empezar”, dijo Suárez del efectivo que recibió por remesa (US$40 en la última transferencia, tal vez US$100 la próxima), mientras barría la pequeña cocina que sirve como comedor para sus clientes y sala de estar para ella en horas fuera del negocio. “Fue crucial para mí”.

Suárez dijo que está ganando US$8 netos por día, en un país donde el sueldo promedio de los trabajos controlados por el gobierno—el 90% del total de los trabajos disponibles en Cuba—es poco más que US$20 al mes.

“En Cuba, las remesas son una inversión disfrazada”, dijo Ted Henken, especialista en la economía de la isla de Baruch College en Nueva York. “Esto permite inyectar dinero allí de manera completamente legal. Es como finalmente darle oxígeno a algo que ha estado pasando por mucho tiempo”.

El dinero de EE.UU. no va a llegar en masa hasta que el Congreso levante el embargo económico de 54 años a su antiguo enemigo de la Guerra Fría. Pero pocos funcionarios cubanos y estadounidenses esperan que esto suceda pronto, a pesar del restablecimiento de las relaciones diplomáticas.

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Rafaela Suarez usó las remesas que recibió para abrir un café en La Habana. Photo: Jose de Cordoba

Los líderes de Cuba han rechazado públicamente los cambios realizados por el gobierno de Obama, incluyendo el levantamiento de las restricciones de remesas.

“No habrá ninguna normalización mientras continúe el bloqueo”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, a periodistas en la ONU en septiembre. “No habrá un progreso sustancial en la normalización sin cambios sustanciales en la aplicación del bloqueo”.

A pesar de los aumentos en el turismo y las remesas previstos para 2016, el presidente cubano Raúl Castro advirtió a sus compatriotas que deben esperar más dificultades económicas este año. En su discurso de fin de año del 30 de diciembre, Castro dijo que la economía cubana crecerá 2% en 2016, la mitad de lo que creció en 2015. Hizo hincapié en la crisis económica en Venezuela, principal socio y aliado comercial de Cuba, de cuyos subsidios depende la economía de la isla.

Las remesas constituyen una importante fuente de capital para varios países en desarrollo. Los cálculos de la cantidad de dinero enviada a los cubanos por sus familiares en el exterior son muy variables. Manuel Orozco, que estudia este tema en Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington, calcula que alrededor de 550.000 personas envían anualmente un promedio de US$1.250 cada una, o alrededor de US$770 millones al año.

La Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas estima que la cifra es mucho mayor: alrededor de US$1.800 millones en 2015. Otro estudio eleva a la cifra a más del doble, si se incluyen las contribuciones no monetarias de mercancías.

Calcular la tasa de crecimiento de las transferencias también es sujeto de conjeturas, dijo Orozco. Sobre la base de encuestas a quienes envían y reciben dinero, y teniendo en cuenta las decenas de miles de cubanos que continúan emigrando a EE.UU., el experto cree que el monto total de remesas podría duplicarse o más en los próximos años, aumentando en hasta US$1.000 millones.

Para Western Union, un importante conducto de ese flujo, gracias al levantamiento de restricciones de EE.UU. se produjo en 2015 un “fuerte crecimiento de dos dígitos”, dijo Odilon Almeida, vicepresidente ejecutivo de la firma para América y la Unión Europea.

Si bien gran parte de ese dinero va a satisfacer necesidades insatisfechas (incluyendo tal vez un par de lujos), un pequeño porcentaje se invierte en empresas tales como el café de Suárez.

En los próximos tres a cinco años, dijo Orozco, unos US$250 millones de remesas podría ayudar a financiar hasta 35.000 pequeñas empresas, entre nuevas y ya establecidas.

Alrededor de medio millón de cubanos, una décima parte de la fuerza laboral de la isla, son dueños de una pequeña empresa o trabajan para una. Funcionarios cubanos quieren elevar esa proporción al 40% de la población activa en pocos años.

En los primeros 11 meses de 2015, el turismo aumentó 18%, a 3,1 millones de visitantes, en comparación con 2,7 millones en el mismo período de 2014, según estadísticas del gobierno cubano.

Según observadores, ese flujo de dólares podría invertirse en restaurantes, posadas y tiendas en La Habana y otras ciudades que atienden a los ávidos turistas que llegan de EE.UU. y otros países.

Esos son los más lucrativos de los 201 negocios que el gobierno cubano permite operar a sus ciudadanos en beneficio propio. Otros negocios incluyen vendedores ambulantes, taxistas, organizadores de eventos, payasos para fiestas y peluqueros.

Los profesionales, como médicos y dentistas, abogados y arquitectos no pueden operar de manera privada. La mayoría de los negocios al por menor y el comercio permanece firmemente en manos del gobierno.

La mayoría de estas empresas privadas sólo generan ingresos de subsistencia. Muchas fracasan por completo debido a la burocracia, los altos impuestos, el capital insuficiente o la falta de conocimiento del negocio, dijeron observadores.

Pero los optimistas creen que el aumento delas remesas podría cambiar esta realidad.

“Las nuevas normas van a poner mucho más dinero en manos del sector privado emergente”, dijo Richard Feinberg, ex diplomático estadounidense que estudia la economía cubana en la Universidad de California en San Diego y la Institución Brookings en Washington. “Eso está en línea con la política del gobierno Obama”.

Written by ravsberg

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