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Nicolás Guillén, el subversivo

Nicolás Guillén,
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Nicolás Guillén (foto tomada de internet)

GUANTÁNAMO, Cuba.- Releyendo a Nicolás Guillén me ha resultado significativo que los poemas que escribió para satirizar a los gobiernos de la república precastrista, incluida la dictadura anterior, mantienen tal actualidad que un público desconocedor de las circunstancias en que fueron escritos, o del autor, pudiera pensar que se trata de textos escritos en y para la Cuba de hoy; pues lo que en 1959 parecía una alborada de libertad terminó convirtiéndose en otra dictadura.

Si alguien quisiera comprobar lo que afirmo sólo tendría que leer detenidamente las “Coplas de Juan Descalzo”. Por ejemplo, la copla III denuncia acciones que todavía permean el acontecer nacional, como las detenciones y la violencia empleadas contra quienes semanalmente asisten a la campaña “Todos Marchamos”. Así lo resumió esta cuarteta:

Noticias de buena fuente

denuncian hechos muy malos;

que están repartiendo palos

desde Oriente hasta Occidente.

Esta décima con estrambote y los dos últimos versos de la primera cuarteta de la estrofa final, pertenecientes a la misma copla, no necesitan comentario:

El hombre de vida honrada

y de limpio proceder

su casa tiene que ver

constantemente asaltada.

Sacándote de la almohada

por la razón más banal

te acusan de un infernal

complot que te haría reír…

¡si no tuviera que ir

al cuartel de la rural!

¿Hasta cuándo, general?

¿Acaso es ser malhechor

decir la verdad de frente?

En la copla VI aparecen estos versos:

¿Elecciones? Musiquilla.

¿La democracia? Un cantar.

Aquí la cosa es durar

el mayor tiempo en la silla.

Hoy, quien trabaje para el gobierno cubano –y hasta quienes lo hacen por cuenta propia– están obligados en muchas ocasiones a informar detalles de su vida privada, sobre otros compañeros de labor o sus negocios; así como a formar parte de un sindicato controlado por el partido único y a cumplir estrictamente el proyecto ideológico que les imponen. De negarse, esa persona puede quedar desempleada. A ello se une la llamada “búsqueda”, término con el que se encubre el robo que muchos trabajadores practican a costa del gobierno para sobrevivir. Eso está presente en la copla VIII, donde Guillén interpela al popular Clavelito:

Mi querido Clavelito

me perdonarás seguro

que te ponga en un apuro

mas tu opinión necesito.

Si tu poder es bendito

(como asegura la gente)

dime, amigo, urgentemente

dónde pudiera encontrar

el modo de trabajar

sin llegar a delincuente.

Esta cuarteta de la copla XVI parece de hoy:

Cuba está desbaratada,

es toda un inmenso bache;

no hay quien llegue y no la tache

de ser isla abandonada…

Y en la copla XIX, escribió, refiriéndose a la dictadura de Batista, claro.

¿Dictadura? ¡Qué mentira!

Lo que hay aquí es dicta…dira

O una situación más rara:

por ejemplo, dicta…dara

Tal vez cuanto veis ahora

sea tan sólo dicta…dora

O un régimen en salmuera

que llamaréis dicta…dera.

¿Dictadura? ¡Qué locura!

¡Llamar esto dictadura!

El que manda

y hace un año nos enyuga,

hundiendo al pueblo en un hoyo,

lo que tiene es dictablanda,

tierna y blanda cual repollo

de lechuga.

Los romanos inventaron la política de “pan y circo”. Comprobaron que, mezclados inteligentemente, bastan para controlar al pueblo. Guillén recrea esta vieja política de forma magistral en la copla XXIII. A buen entendedor…

El carnaval terminó.

Lector, ¿usted se enteró?

Con la barriga vacía

y el cerebro maquinando

¿quién se puede divertir?

¿Quién va a sentir alegría

en nuestra Cuba, mirando

el oscuro porvenir?

 

El carnaval terminó

Lector, ¿usted se enteró?

Pero es bueno que se sepa

que el dolor no será eterno,

porque no todo anda mal.

Ahí está ¡viva la Pepa!

el carnaval del Gobierno.

¡Qué ese sí es un carnaval!

Otro poema que mantiene extraordinaria vigencia es “No sé por qué piensas tú”, perteneciente al poemario “Cantos para soldados y sones para turistas”, publicado en 1937. En vez de un revolucionario, el sujeto activo del poema, en el contexto de hoy, bien pudiera ser un opositor pacífico, aunque la recontextualización exige aclarar que los revolucionarios y los comunistas de entonces, de puros machos que eran, ponían bombas y asesinaban a policías y opositores, mientras que las armas de los disidentes  de hoy es la lucha pacífica. En ambos casos, salvo raras excepciones, la figura del represor procede del mismo pueblo. Estoy profundamente convencido de que la oposición pacífica cubana debe alejarse del odio hacia sus represores. Todos somos hijos de Dios y en ellos también existe la posibilidad del cambio. En tal sentido los versos de Guillén continúan siendo válidos:

No sé por qué piensas tú

soldado que te odio yo,

si somos la misma cosa

yo,

tú.

Tu eres pobre, lo soy yo;

Soy de abajo, lo eres tú;

¿de dónde has sacado tú,

soldado que te odio yo?

 

Me duele que a veces tú

te olvides de quien soy yo;

caramba, si yo soy tú,

lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo

he de malquererte, tú;

si somos la misma cosa,

yo,

tú,

no sé porque piensas tú,

soldado, que te odio yo.

Ya nos veremos yo y tú,

juntos en la misma calle,

hombro con hombro, tú y yo,

sin odios ni yo ni tú,

pero sabiendo tú y yo,

a dónde vamos yo y tú…

¡No sé porque piensas tú,

soldado que te odio yo!

Al releer estos poemas he imaginado a un declamador diciendo estos versos en una actividad del MININT. Es posible que, si lo dejan terminar, tenga que ofrecer explicaciones muy detalladas ante los oficiales de la contrainteligencia y quizás  reciba la orden de excluir esos poemas de su repertorio. Los hombres de las Suzukis leen poco o nada, pero nadie les gana en cuanto a suspicacias.

Written by CubaNet

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