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Comunicaciones: punto de divergencia entre Cuba y EE.UU.

Aula de computación en Cba sin internet (Foto: Archivo)
Aula de computación en Cba sin internet (Foto: Archivo)

La estrella de Panamá Desde el mismo anuncio de restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, el 17 de diciembre de 2014, el presidente Barack Obama ha enfatizado en su interés de iniciar la normalización por las comunicaciones.

Obama no ha ocultado su propósito de lograr mediante ‘una nueva diplomacia’ cambios sustantivos afines a sus intereses que en medio siglo no lo ha podido el bloqueo económico, comercial y financiero contra la Revolución cubana, y una de las vías que considera más adecuada para ello es la de contribuir al desarrollo y modernización de las telecomunicaciones, en especial Internet, para penetrarla ideológicamente.

No extraña que en los diálogos con La Habana, la Casa Blanca y el Departamento de Estado le otorguen a ese sector particular atención, pues consideran que el momento actual es propicio para acciones concretas que les permitan un dominio tecnológico y económico en ese ámbito virtualmente virgen en Cuba, pero con la dificultad de que sus autoridades son hipersensibles a todo lo que pueda significar peligros de cualquier naturaleza para la seguridad nacional.

Lo más interesante es que Cuba ha aceptado el reto lanzado por Obama, y por razones muy opuestas a las de la Casa Blanca ya ha comenzado a avanzar hacia la modernidad en ese ámbito, pero con recursos propios muy limitados e insuficientes para salir de su atraso.

Ejecutivos de Google y de otras empresas semejantes han sostenido maratónicas reuniones en La Habana a altos niveles tratando detalles y dando sugerencias de lo que se puede o deba hacer en el corto plazo aprovechando que la precariedad de las comunicaciones en Cuba y las condiciones de la Isla, ameritan la aplicación de las más modernas tecnologías e inversiones a gran escala.

Aunque parezca increíble, para Cuba ha sido un gran logro que a finales de 2015 aumentara a más de 150 mil la cifra de cubanos con acceso diario a internet por la apertura de áreas públicas de wifi, cuando el país tiene una población total de casi 12 millones de personas.

Esto hace que sea una de las naciones a nivel global con peor tasa de conectividad, pues a esta solamente accede el 5 % de la población, aunque más bajo aún es el porcentaje que se privilegia de la banda ancha, al rozar apenas el uno por ciento.

Tal situación explica, por otra parte, el interés del Gobierno cubano en desarrollar a toda su capacidad ese sector, pues sin un sistema de comunicación moderno, eficiente y rápido, es casi imposible concretar los objetivos de crecimiento económico, productivo, comercial y financiero, que programa el país y que ya están en marcha.

Es dentro de este contexto que una delegación de Estados Unidos presidida por el embajador Daniel Sepúlveda, subsecretario adjunto del Departamento de Estado y coordinador para la Política Internacional de las Comunicaciones y la Información, realizó la semana pasada otra visita a Cuba, la segunda desde el anuncio del deshielo diplomático.

La propia composición de la comitiva de Sepúlveda dice por sí misma la importancia que la Casa Blanca le concede al asunto, pues la delegación la encabezó también Thomas Wheeler, presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones a quienes los acompañaron funcionarios de los departamentos de Estado, Comercio y Tesoro, y de la FCC, así como una nutrida representación de empresas del sector.

Cuba reciprocó ese alto nivel de representatividad con lo cual respondió positivamente de alguna manera a las expectativas creadas y confirmó su interés en tener presente a Estados Unidos en las perspectivas de desarrollo de las telecomunicaciones que la nación no ata a un solo oferente.

El encuentro, realmente, dio continuidad a uno realizado en marzo del 2015 cuando se llegaron a importantes acuerdos, en especial en telefonía, y transcurrió en un clima que las dos partes calificaron de positivo, en el cual se intercambiaron opiniones sobre la utilización de Internet para el desarrollo económico y social, y el marco regulatorio para su uso.

Por supuesto que también se abordaron los efectos del bloqueo en la esfera de las telecomunicaciones, como por ejemplo las dificultades que tiene Cuba para el acceso a sitios de Internet estadounidenses que son claves para su desarrollo científico-técnico y económico, así como el alcance y las limitaciones de las nuevas regulaciones adoptadas por Washington para el sector.

Los cubanos de a pie se mantienen a la expectativa de lo que pueda ocurrir de ahora en adelante, pero mientras tanto no les queda más remedio que conformarse con la apertura de los lugares wifi que, al menos, le han dado vida y movimiento a esos parques y plazoletas donde acuden a diario cientos de personas celular en mano.

Written by María Fernanda Muñóz

Periodista venezolana. ¿La mejor arma? Humanidad. Pasión se escribe con P de periodismo

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