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Comprar lejos del centro de la ciudad ya no garantiza mejores precios

Aguacate a precios altos en la periferia habanera/Foto: Diario de Cuba
Aguacate a precios altos en la periferia habanera/Foto: Diario de Cuba
Aguacate a precios altos en la periferia habanera/Foto: Diario de Cuba

Diario de Cuba.- Hace un tiempo comprar en la zonas más alejadas del centro de La Habana era una salida para las familias con pocos recursos. Los precios eran más bajos y la calidad mejor. Pero las cosas han cambiado, la falta de oferta ha hecho subir los precios y ahora ya no se sabe dónde es más económico comprar.

“Encontrar un producto agrícola en buen estado y barato produce la misma emoción para un ama de casa cubana que ganarse un parlé en la bolita”, dice una señora mientras decide si adquiere o no un aguacate a 25 pesos cubanos. “El problema es que viene mi hijo de Canadá y lo primero que me pidió fue arroz congrí con huevo frito y un plato lleno de ensalada de aguacate…”

Laura, una joven actriz de 24 años, comenta que desde que se mudó con su novio su economía no es la misma que cuando vivía con sus padres.

“La abuela de Roberto vive en el Cotorro y, como teníamos que ir a verla todos los domingos, pasábamos por la línea del tren que está en Dolores antes de llegar al Caballo Blanco y ahí comprábamos las ristras de ajo y las patas de cebolla a dos CUC”, cuenta. “Estaban grandísimas, dejábamos una de cada una para la casa y las otras las vendíamos en el vecindario en mazos pequeños, así sacábamos el dinerito de la siguiente compra y el pasaje en almendrón para el próximo domingo. Ya no podemos hacerlo porque las cebollas han subido a seis CUC y el ajo a 170 pesos cubanos o siete CUC”.

Paula, vecina de Los Sitios (Centro Habana) y madre de una niña de 13 años diabética, escoge habichuelas para llevar a su casa. “Mi esposo se levantaba temprano para coger el (ómnibus) P9 vacío y se quedaba en 114 antes del puente de la CUJAE. Allí llegaban los camiones y vendían muy barato, así era como único mi niña podía hacer su dieta como debe ser”, relata.

“Ahora quitaron los camiones de ahí; la dieta que le dan no es mala pero no alcanza para llegar a fin de mes. Verduras casi nunca hay y, cuando encuentras, están en mal estado. Unos pepinos chiquiticos, las habichuelas ya no valen cinco pesos el mazo sino ocho o diez. En el mejor de los casos aparecen a siete pesos, pero para eso hay que ir al agro de Egido que tampoco es que nos quede muy cerca”, se queja.

En el agro de Egido, “uno de los mejorcitos”, según Paula, libra de tomate ha estado a 15 pesos y el producto, en pésimo estado.

“Están decomisando los camiones con la mercancía desde el momento en que entran a La Habana. No se sabe por qué. Muchos de ellos (los conductores) tienen los papeles en regla, así que pretexto válido no tienen para hacerlo, pero aquí es así, la policía hace lo que le da la gana”, dice una vendedora.

Un funcionario retirado irrumpe en la conversación: “Nadie duda que tengan sus licencias al día; el verdadero motivo por el que esos camiones son intervenidos antes de llegar a su destino es debido a que están compitiendo con el Estado, le reportan pérdidas”, especula.

“Llegan directo al campesino, le hacen una contraoferta y reservan desde el año anterior toda la mercancía que será sembrada… El campesino la vende al mejor postor, y ese está claro que no es el Gobierno”, agrega.

En situaciones como las que actualmente se viven, siempre hay quien a costa del esfuerzo de otros se muestra victorioso.

“Yo voy a Santa Clara, hago una compra de 3.000 o 4.000 pesos y luego me muevo para Trinidad. Allí, logro vender toda la mercancía en un día, sacándole de ganancia limpia cerca de los 2.000 o 3.000 pesos”, dice Jesús, un camionero de Villa Clara, mientras espera a un familiar en el aeropuerto.

El incremento de los precios en los agros no es novedad, pero no por ello la población cesa de quejarse.

El vicepresidente José Ramón Machado Ventura dijo días atrás que el Gobierno evalúa “la alternativa de fijar un límite máximo a los precios de los productos”, pero volvió a culpar a productores e intermediarios de que no den resultados los planes oficiales para aumentar la oferta de alimentos.

Written by @diariodecuba

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