El Nuevo Herald.- No ha habido mejoras en Cuba desde que se anunció la normalización de las relaciones con Estados Unidos, el 17 de diciembre del 2014, aseguró Human Rights Watch (HRW) el miércoles pasado.
La evaluación que hizo la organización no gubernamental es contundente: “Hay algunos presos políticos liberados pero, por lo demás, no ha cambiado nada”.
Daniel Wilkinson, director adjunto para América Latina de HRW, dijo también que la política de Estados Unidos hacia la isla había sido un “fracaso total” y que Washington debía levantar el embargo, que ha servido al régimen cubano como excusa “para todos sus problemas y un pretexto para las políticas represivas”, aseguró.
El embargo sigue siendo un tema espinoso y debatible, con tantos argumentos a favor de su mantenimiento como en contra. Tarde o temprano, el Congreso de Estados Unidos discutirá a fondo si vale la pena continuar con esa política implementada en 1961.
Entretanto, donde apenas hay discusión es en torno al hecho de que La Habana mantiene una actitud represiva frente a los disidentes y que el gobierno cubano, como dice el informe de HRW, es “el único de la región que tiene como política explícita la represión a la oposición”.
La represión política en la isla se ha recrudecido. Ya no se imponen condenas a largos años de cárcel como en el pasado, pero sí se hostiga y se detiene arbitrariamente a los que disienten, y se mantienen la censura y los obstáculos a la libertad de información.
Recientemente, las Damas de Blanco enviaron una carta al presidente Barack Obama en la que indican su preocupación ante la represión contra los opositores. La líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, que firma la carta, denuncia que han sufrido golpizas brutales y robo con fuerza de dinero y pertenencias, y que varias activistas han sido sometidas a torturas físicas y psicológicas, “negándole los alimentos, el agua y uso del baño”.
Las relaciones con Estados Unidos y la apertura de las respectivas embajadas no han conducido a un alivio de la represión contra los disidentes.
El gobierno de Obama ha reiterado que el respeto a los derechos humanos está en un lugar prioritario de la agenda mientras se avanza en el proceso de normalización de relaciones entre los dos países. Pero hasta ahora esa prioridad no ha dado los frutos esperados.
En Cuba, “la situación en cuanto a las libertades sigue siendo básicamente la misma”, denunció Wilkinson. El reciente informe de HRW es una prueba de que el gobierno norteamericano tiene mucho que hacer todavía para lograr un ambiente en la isla que sea cada vez menos opresivo. Hasta ahora no lo ha conseguido. La Casa Blanca debe insistir con más energía en el tema de las libertades en Cuba. Debe cumplir su promesa de promover el respeto a los derechos humanos, o su política de acercamiento resultará en un fiasco para los cubanos que esperan un futuro mejor.