in , ,

Cuando los ratones saltan al agua desde el mástil, es porque el barco se hunde

Fidel Castro con Yulieski Gourriel en esta foto de archivo.
Fidel Castro con Yulieski Gourriel en esta foto de archivo.
Yulieski-Gourriel-y-Fidel-Castro-en-2006-_ab-620x330
February 2006. Fidel Castro congratulates a very young Yulieski Gourriel (Sancti Spiritus 1984) for his performance in the Second World Baseball Classic held in Japan, where the Cuban team finished second. Taken from Independent.ie.

La deserción de los hermanos Yulieski y Lourdes Gourriel –sobre todo la de Yulieski– puede calificarse como el knockout al liderazgo internacional de nuestro país en el béisbol amateur; el golpe definitivo, por ser este el pelotero insignia del equipo Cuba.

La deserción de tan selectos jugadores es algo especial en el deporte nacional revolucionario. En ella se fusionan dos razones muy importantes: los Gourriel pertenecen a una familia de peloteros ultra revolucionarios: su padre Lourdes Gourriel, una estrella de las primeras series nacionales, luego manager del equipo Sancti Spíritus durante varias series, hombre más que probado por su lealtad al régimen, nunca dejó un resquicio de inseguridad a la hora de partir hacia cualquier lugar del orbe para defender los colores patrios. Sus hijos han viajado también por el mundo durante décadas, siempre enrolados en la élite del team Cuba. La otra razón es que, pertenecer al grupo de atletas de altos rendimientos, seguramente les abriría las puertas a los exclusivos privilegios que solo disfrutan dirigentes, artistas de renombre y deportistas de mucho rango.

¿Qué privilegios son esos? Ya los hemos mencionados en varias ocasiones: una casa confortable obsequiada por el Estado cubano, un carro moderno de esos que alguna vez dijeron podía adquirir el pueblo y les colocaron a tal altura los precios que ni en mil años de trabajo un obrero o campesino honrado pudiera adquirirlo; y un sinnúmero de privilegios más del que no disponen médicos especialistas y científicos, destacados jurisconsultos, periodistas mansos, la mayoría de intelectuales y artistas, campesinos de alto rendimiento productivo y pueblo en general.

Puede que muchos de quienes representan y dan la cara en los medios, así como los oficiales del Ministerio del Interior y del Ejército, gocen de una parte de esas prerrogativas –nunca a la altura de los hermanos Gourriel– y se conformen con mantener su estatus por el temor a un cambio que los despoje de ellas; puede que otros, apegados a la facilidad de flirtear con la ilegalidad e ignorar que en diferentes sistemas económicos, donde al hombre se le paga realmente lo que merece, se vive mejor y de manera más lícita, defienda el status quo que padecemos. Pero estos personajes deberían pensar un poquito en su descendencia: en los hijos que apenas llegan a la pubertad y se enteran mediante Internet, memorias flash y esa gama de nuevos dispositivos que globaliza al mundo de hoy y es imposible refrenar, toman el camino del destierro y dicen adiós definitivamente a la Patria.

Este sistema en que hoy vivimos es infuncional. Todo anda de cabeza: desde la salud de la ciudadanía en la que cada vez azotan más dolencias y enfermedades extrañas, hasta la indetenible alza de los precios en los alimentos. Espero que a la alta dirección del país no se le ocurra topar el costo de las mercancías a los cuentapropistas, porque se agotarán de inmediato los alimentos que, a pesar de lo caros, podemos todavía adquirir.

El mundo de hoy, globalizado y sin venda sobre los ojos, seguramente le hizo razonar a Yulieski Gourriel que, ya con 31 años, a la puerta de un cercano retiro como atleta, tendría que vivir igual a muchas estrellas más de nuestro deporte: jugando dominó en sus casas por las noches, luego de haber visitado la bodega a recoger el pan del día siguiente por la tarde. Del lado de allá, seguramente ofrecimientos millonarios le asegurarán, si no una fortuna espiritual que solo es posible en nuestra tierra santa, una riqueza material que le permitirá pasar el resto de sus días sin carencias, a pesar de sufrir esa enfermedad llamada Misterio de la Patria.

Pero lo que más llama la atención en este tipo de deserciones, antes obviadas por la prensa oficial y hoy de obligada difusión gracias a los medios alternativos, es que, igual a muchas fugas anteriores, los hermanos Gourriel tuvieron que esperar las primeras horas de la madrugada para bajar al lobby del hotel, salir del mismo y tomar un carro a toda prisa antes de que “alguien” los descubriera. Mi pregunta es: ¿Los atletas cubanos cuando viajan al exterior se hospedan en hoteles o en cárceles especiales?

Pedro Armando Junco

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Mexicanos esperan que el papa condene la violencia

La llegada de los Gourriel a Miami

[HUMOR] La llegada de los Gourriel a Miami (Video)