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Escasez y precios en los mercados cubanos: empezar por el final

István Ojeda Bello  (Progreso Semanal)

Mercado agropecuario en Las Tunas.

Mercados agropecuarios en Las Tunas / István Ojeda Bello.

HAVANA TIMES — Un mes después de que un experimento similar se aplicara en la capital del país, los vendedores en el mercado agropecuario de “El Ferrocarril” en Las Tunas rumian un malestar que achacan a la nueva tarifa de precios aprobada por el Consejo de la Administración Provincial y la Delegación del Ministerio de la Agricultura (MINAG) para 38 productos agrícolas entre viandas, hortalizas, frutas y vegetales.

La normativa define las cotizaciones con las cuales la Empresa de Acopio de la provincia le comprará a campesinos individuales así como las que regirán en las ventas minoristas en los 10 mercados estatales y 40 puntos de venta atendidos por la mencionada entidad y las cooperativas agropecuarias de varios municipios del territorio. También deberá ser acatada por los “carretilleros”, o sea, los mil 876 trabajadores por cuenta propia que ejercen aquí la actividad de venta de productos agropecuarios.

Los precios permiten un 30 por ciento de utilidades y excepcionalmente hasta un 50 con respecto a los costos de producción. Por ejemplo, dos de los surtidos más demandados: plátano vianda y tomate, se preciaron por libra a 2.10 pesos (CUP) y 1.35 (CUP) respectivamente; muy por debajo de lo visto hasta ahora, pues un plátano “macho”, como también se le denomina, jamás bajaba de 3.00 pesos por libra; mientras que el tomate solo en años de extrema abundancia llegó a descender hasta los 2.00 CUP por libra.

La regulación no concierne directamente a los concurrentes en mercados de oferta y demanda como “El Ferrocarril”, sitio diseñado para que los campesinos individuales dieran salida a sus excedentes productivos. Al menos eso parecía.

Pero salvo Dayamí, muy pocos aún permanecían allí. “Sigo porque tengo los papeles en regla: la tenencia de tierras de mi familia, el cumplimiento de los compromisos con Acopio y la autorización de la base campesina para venir como representante por el suegro de mi hermano, que tiene problemas en las piernas y no puede traer lo que producen en la finca”, dice.

No tan por debajo de la mesa

Durante 2015 en Cuba el sistema de empresas de la Unión Nacional de Acopio (UNA) contrató más de dos millones de toneladas de viandas, hortalizas, granos y frutas, sin embargo finalmente solo compró 345 mil toneladas, de las cuales unas 183 mil fueron para los mercados agropecuarios estatales y el consumo en hospitales, escuelas y demás programas sociales. En el año 2007 ese mismo sistema comercializó 404 mil 227 toneladas de productos agrícolas.

Los propios análisis del Ministerio de la Agricultura admiten que en la última década la UNA fue refugiándose en colectarles a los campesinos las cosechas de granos, así como de tomate y mango exclusivamente para abastecer a la industria alimentaria nacional. Al tiempo que fueron abandonándose los históricos puntos de acopio y distribución esparcidos por todos los municipios, en el supuesto de que las cooperativas se encargarían de surtir los mercados, algo que no pasó en la realidad.

En Las Tunas tampoco ocurrió algo diferente en lo concerniente a la mala planificación del sistema local de empresas estatales de la Agricultura, que en 2015 apenas contrató el 35.5 por ciento del total de las producciones logradas ese año. El resto fue distribuido por el sector privado o cooperativo.

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Mercados agropecuarios en Las Tunas. Foto: István Ojeda Bello.

Así, entre las bajas contrataciones por parte del Estado y los pagos atrasados, los campesinos acudieron cada vez más a los intermediarios individuales por su capacidad para adquirir rápidamente y pagando al contado, cosechas grandes o pequeñas, moviéndolas prácticamente por todo el país. Algo sumamente importante en territorios como este que debe suplir los déficits propios con los suministros traídos desde zonas más fértiles como Ciego de Ávila, Sancti Spíritus o Guantánamo.

Entonces mercados de oferta y demanda como “El Ferrocarril” comenzaron cada vez más a fungir en la práctica como una especie de foro mayorista para proveer a los 422 carretilleros de la mayor urbe tunera. “Lo que hacemos nosotros para traer la mercancía aquí nadie lo va a hacer”, enfatiza Yoen Escalona, otro vendedor del lugar. “O Acopio se fortalece o deja de existir”, sostiene.

Las acciones

El tope de los precios vigente aquí desde principios de febrero, según han explicado los directivos del MINAG, es apenas la punta del iceberg de un paquete de medidas cuyo propósito es elevar las actuales cosechas y perfeccionar las actividades estatales de acopio de las producciones agropecuarias. Para el presente 2016, informaron, se contrató el 80 por ciento de la producción total para que esta fluya hacia los consumidores por el sistema estatal de distribución a precios más bajos.

Para lograrlo, anunciaron, se terminará con la actual depresión de la infraestructura de la Empresa de Acopio y de su crónica falta de liquidez, pues dispondrá de más de 10 millones de pesos para el pago a productores. También, dijeron, se han alcanzado acuerdos con el Banco Central de Cuba para autorizarles a las cooperativas créditos de comercialización que les posibilite pagar con agilidad por las cosechas a sus asociados.

Esta última es una novedad importante, teniendo en cuenta que solo en enero pasado el 94 por ciento de las 12 mil 508 toneladas de cultivos varios cosechadas en Las Tunas corrieron por cuenta de las cooperativas de producción agropecuaria y las de créditos y servicios.

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Venta de lechugas en Las Tunas. Foto: István Ojeda Bello.

“Se fortalecerán las naves concentradoras en los municipios que se van a nutrir de las producciones que vienen en la ruta de los puntos de acopio y posteriormente se distribuirán a los mercados, placitas y los demás destinos previstos”, dijo a la prensa local Omar Yoel Pérez López, delegado provincial del MINAG. Para que todo eso sea posible, explicó, “se rescatará la deprimida plantilla de compradores, acopiadores y jefes de acopio de cada municipio para que sean capaces de controlar qué se siembra, cuáles son las cantidades de cosechas y en consecuencia hacer un mejor balance de estas y decidir sus destinos”.

En el camino, se desempolvaron las normas acatadas, y no cumplidas, que prohibían las ventas mayoristas y la reactivación de las exigencias de la papelería acreditativa de que lo traído a sitios de concurrencia de los campesinos como “El Ferrocarril” era, efectivamente, excedente productivo. En consecuencia se sucedieron las primeras confiscaciones, fundamentalmente de cebolla, tomate y plátano fruta, que se transportaban en camiones llegados de otras provincias y los cuentapropistas se quedaron sin sus proveedores habituales.

Los efectos

Las opiniones se mantienen divididas. Frente a su mostrador móvil, Rafael Góngora calificaba la novedad como “una locura”. “No tenemos nada que vender. La pregunta es qué hacemos. Los precios bajan y suben por la oferta, no por la imposición de nadie”, opinó.

Por su parte Yennys Ramírez, una usufructuaria de tierras, asociada a la Cooperativa de Créditos y Servicios, Niceto Pérez, a las afueras de la capital provincial fue más optimista. “El guajiro tiene que generalizar lo bueno, explotar la tierra en su totalidad, entregarle todo al Estado, para que llegue al pueblo. Si se ayuda al campesino y se le paga con prontitud, usted verá que se come el mundo y está motivado a producir más”, dijo.

Las orientaciones del Ministerio de la Agricultura enfatizan que como principio general cada provincia sembrará, contratará y producirá para cubrir su demanda, su balance territorial y priorizarán los envíos hacia Santiago de Cuba y La Habana. Aclarando que los trasiegos interprovinciales que hasta ahora suplían las carencias de territorios como Las Tunas deberán ser solo eventuales, planificados y dirigidos por las instancias centrales de Acopio.

Tras la entrada en vigor de las medidas sobrevino el desabastecimiento, pues sin que cuajara sobre el terreno el fortalecimiento del sistema estatal de distribución de los productos agrícolas, a la Empresa local de Acopio se le asignó, también, el cometido de surtir a los carretilleros, cuya cuantía conjunta en ciudades como Las Tunas y Puerto Padre supera los 900.

En espacios de amplio aforo, como del Parque 26 de julio, abierto solo los domingos, sí se mantuvo la variedad y cantidad de las ofertas, no así en el resto de los mercados estatales de los barrios citadinos en Las Tunas, cuyos horarios (de lunes a viernes) complican mucho más su abastecimiento.

El que no se haya concretado todavía la reanimación de la infraestructura del sistema estatal de la agricultura y las orientaciones a las cooperativas de que fungirán como los proveedores de los carretilleros, coloca sobre el tapete la interrogante de si habría sido prematura la bien intencionada decisión de topar los precios en los mercados estatales.

(*) Con la colaboración de Luz Marina Reyes Caballero.

 

Written by progresosemanal

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