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Reflexiones Circunspectas: Directo al pecho…

Alejandro Rodríguez Rodríguez
Alejandro Rodríguez Rodríguez | Foto: Facebook
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Alejandro Rodríguez Rodríguez | Foto: Facebook

Cubanos por el Mundo me ha dado la oportunidad de atormentar a su público una vez a la semana. Debe ser que los quieren poco…

Quise llamar a este espacio “Reflexiones Circunspectas” por dos razones fundamentales: a Cuba hay que reflexionarla entre todos si queremos un buen retrato de la época, aunque algunos sigan empeñados en acaparar ese derecho aun en tiempos de Internet. Y lo de “circunspectas” responde a un conjunto de virtudes antológicas del periodismo que no encontrará usted aquí.

Me llamo Alejandro Rodríguez, tengo 29 años y soy Licenciado en Periodismo. Manejo además un negocio propio de reproducción de documentos, de modo que por mis manos pasan, todos los días, la historia con minúscula (acaso la más importante) y esa burocracia nuestra, ágil en adaptarse a cada nuevo escenario.

En el tiempo que llevo escribiendo me han acusado de muchas cosas, desde la más rústica: “mercenario disidente”, hasta la más inusual: hacer “periodismo pornográfico”. Pero nunca me han acusado de circunspecto.

De hecho, si me preguntan a mí, ¡salve Dios al lector de esa guanajería insípida mal llamada “objetividad”, “imparcialidad”, “balance”, y otras estafas similares!

Democratícese en cambio, y ceda espacio a lo natural: a la perreta insensata de un momento de encabronamiento, o incluso al más acéfalo triunfalismo, pero siempre desde la opinión bien sentida. No se me ocurre nada más cierto y más concreto que una opinión bien sentida. Y es probable que lo haya, pero en este espacio solo eso puedo prometer.

Alejandro Rodríguez Rodríguez
Alejandro Rodríguez Rodríguez | Foto: Facebook

¿Que habría que cuidar la forma, las “buenas maneras”?… Ok; pero si la buena manera es buena por esconder la patica peluda de la realidad, entonces no la quiero, la prefiero mala; porque la patica peluda siempre termina saliendo, lo mismo en una canción de reguetón que en la ponencia de un intelectual, y luego la prensa y sus responsables quedan en el fondo de aula con un gorrito de papel en la cabeza.

¿No es ridículo que el periódico ponga “Jóvenes complacidos con el nuevo Festival de Música Tradicional”, cuando los jóvenes, en verdad, se complacen con el Yonki, Chacal, Yakarta, Patrick White “la Dictadora” y otros íconos de nuestra cultura contemporánea?

Miren nada más al pobre Granma, que de tan firme y circunspecto siempre acaba diciendo “en actitud de entrega a los mercaderes del deporte rentado y profesional” cuando de veras quiso decir “nos jodieron los Gourriel, ojalá se atraganten allá con la hamburguesa más grande”.

En estos tiempos de cambio la prensa oficial cubana permanece más sorda a los reclamos de la gente que una tapia del cementerio: no hay allí entrevistas al emprendedor exitoso, ni conflicto nacional, ni nada. Allí los jefes son dioses, y los símbolos sagrados. No sé de dónde sacaron que los cubanos somos un pueblo de símbolos sagrados, pero bueno.

Por otra parte, predomina la idea de que el país es su ciudad capital, aunque en La Habana vivan solo 2 millones de personas y los otros 9 millones vivamos en otro lado.

Ahora mismo, por ejemplo, los cubanos andamos de Feria, ¡celebrando la literatura…! En realidad estamos haciendo cualquier cosa que no tiene que ver con libros: meroliqueando ropas traídas de Panamá en los barrios de Santa Clara, dibujándole el cuero cabelludo a los adolescentes en una barbería de Matanzas, o muriéndonos del aburrimiento en las calurosas noches de Cacocum, por donde ni el invierno pasa.

Yo mismo, que soy de Camagüey, sufro constantemente los efectos del fatalismo geográfico. ¡Mira que en esta ciudad pasan cosas horrorosas!… Aquí he visto, por ejemplo, a la banda provincial de conciertos, con sus tubas y trombones, violando por el oído al pueblo indefenso, mientras el pueblo intenta chatear por IMO con los suyos en el wifi del Parque Agramonte; he visto también los fuegos artificiales de las fiestas del San Juan, que iluminan lo que un cocuyo en agonía y suenan como una explosión atómica. Y han sido experiencias duras…

Pues sobre eso, experiencias duras…, pretendo hablarles aquí. Y como usted será pieza esencial, lo embullo a que me regale de vez en cuando un comentario. Pero recuerde que la circunspección no es virtud, sino mierda decimonónica, antinatural y falsa, así que preferiblemente, dispare directo al pecho.

Written by Alejandro Rodríguez Rodríguez

Periodista; bloguero por telepatía..., desde Camagüey, Cuba.

One Comment

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  1. Alejo, me estoy declarando públicamente: Estoy rota con tu periodismo, voy a leer con tremendo placer todo lo que escribas. Un kiero grande

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