(EFE).- El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, aseguró hoy que la integración centroamericana, que hace más de tres lustros parecía un “horizonte muy promisorio” para la región, puede estar ahora en una “fase regresiva”.
“Hoy nuestra región no está más cerca de la integración de lo que lo estaba hace 15 años y, peor aún, podría encontrarse en una fase regresiva, alejándose del objetivo fijado en aquel momento”, señaló Solís durante su conferencia impartida en la Universidad de San Carlos de Guatemala, titulada “Reflexiones en torno a Guatemala, Costa Rica y la integración centroamericana”.
Según pudo saber EFE, Solís expuso durante unos 50 minutos lo que son algunas de sus propuestas para emprender una reforma completa en el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), que ahora mismo se ha ido convirtiendo en “marasmo, en parálisis y desaliento”.
El mandatario costarricense, que realiza una visita de Estado a Guatemala, argumentó que su opinión se debe, fundamentalmente, a cinco factores que considera básicos para decir con rotundidad que el SICA está anticuado y requiere de un proceso de “refrescamiento, actualización y relanzamiento” con miras a las segunda mitad del siglo XXI.
El primero es la debilidad institucional, la descoordinación y la deficiente capacidad operativa del sistema, de sus órganos y de sus entidades especializadas, que ha hecho, por ejemplo, que la secretaría general del ente centroamericano “no” haya sido “capaz de cumplir a plenitud su función coordinadora y dinamizadora”.
Otro de los factores que provoca esta situación, explicó, es la poca efectividad de conducción, construcción de consensos y seguimiento de los acuerdos aprobados, de los cuales algunos se encuentran sin ejecutar o bien otros ni se cumplen.
“¿Cómo se puede justificar la existencia de un sistema cuyas resoluciones carecen de toda relevancia o cuyos Estados no los acatan?”, se preguntó Solís, al añadir que el tercer punto para ver esta fase regresiva de la integración son las asimetrías estructurales de todos los países.
Esto provoca, continuó, que cada país desarrolle por separado sus políticas sociales, culturales, de seguridad o justicia, lo que pesa “gravemente” sobre la posibilidad de alcanzar una integración “más eficaz y perfecta”.
El cuarto motivo es la “caducidad” del protocolo de Tegucigalpa, aprobado en 1999 y que marca el origen del actual SICA, pues se ha visto superado, al menos una parte de él, por el tiempo, lo que conlleva a que esté desactualizado y requiera de un “proceso de discusión” y “reconsideración completa de la integración”.
Además, como quinto y último punto, Solís manifestó la necesidad de que Centroamérica defina la posición de la región hacia el mundo, sobre todo en aspectos centrales como el cambio climático, los desastres, el terrorismo o las multinacionales.
Ante esta situación, Solís enfatizó en que esta es “una oportunidad única” para todos los países de la región para dar “un golpe de timón” que devuelva “la fuerza” y el “sentido” de la integración.
Para el mandatario costarricense, uno de los primeros puntos de cambio debe ser una postura internacional frente al cambio climático y el mejoramiento de las condiciones de las poblaciones más vulnerables: niños, mujeres, adolescentes, ancianos, indígenas y afrodescendientes.
Los tiempos han cambiado y ahora “no caben las aspiraciones unionistas” basadas en “visiones militaristas y anexionistas” que poco aportarían en el mundo actual, sino que hay recuperar la unidad “en la diversidad” con un SICA “reconstruido y fortalecido”.
Y para lograr esta integración, la mayor obligación de los Estados es dotar a los pueblos de mejores condiciones de vida y de educación, para alcanzar “el horizonte de esperanza, paz, prosperidad y felicidad a los que nuestros pueblos aspiran”.
Esta alocución es solo un borrador de lo que Solís propondrá finalmente al SICA y que antes estará consultando con sus homólogos de la región para que la propuesta sea “unitaria y regional”, según fuentes consultadas por EFE.